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Entrevista:JOSÉ LUIS CASTILLO | Director de la Camerata de las Américas y de Instrumenta

"El arte tiene que ser plural o no será arte"

Miquel Alberola

Pregunta. Es valenciano y ya tiene acento mexicano.

Respuesta. Son ocho años allí. Mi formación es europea, pero en un festival de composición en el que fui seleccionado en Amsterdam conocí unos mexicanos que luego hicieron un festival en México, me llevaron allí y ya me quedé a dirigir la Orquesta Sinfónica de Guanajuato, en la que he estado hasta hace un año.

P. La revolucionó.

R. Supongo que por eso se deterioró la relación, aunque ser director siempre tiene un grado de erosión importante. Fue un momento en el que convergieron allí diversos intereses no sólo musicales: repertorios, impacto en públicos, redefinición de lo que podía ser una orquesta...

P. No se lo perdonaron.

R. Es evidente.

P. Sin embargo, México lo ha distinguido como compositor del año.

R. Son de esas cosas que guardas con mucho cariño porque mi carrera como director se ha desarrollado básicamente allí, aunque también en los Estados Unidos y Canadá. Sin embargo, como compositor me he desarrollado más en Europa. Es una esquizofrenia deliciosa.

P. ¿Dónde se encuentra más cómodo en la dirección o en la composición?

R. La dirección es una historia muy plástica: hay una verdadera relación entre el gesto y el sonido. Esa necesidad de poder modelar el sonido es muy rica. No podría renunciar a la interpretación. Pero por otra parte, necesitamos crear. En tanto que músico tienes la necesidad de hacer música.

P. ¿Qué le llevó a la música?

R. Tenía antecedentes familiares. Mi abuelo y mi bisabuelo eran directores de banda, uno de la Unión de Llíria y el otro de la Primitiva. La música es, sobre todo, un hábitat cotidiano.

P. ¿La música no sólo es un oficio para usted?

R. ¿Dónde acaba la profesión y donde empieza el placer? ¿Es un oficio, es un arte? ¿Somos profesionales, somos artistas? Aunque no sé las respuestas, esas preguntas me las hago todos los días. Pero no es un oficio para mí.

P. ¿Prefiere la música del siglo XX?

R. Me gusta toda. Puede llegar a seducirme tanto una liturgia cristiana primitiva como la última de las creaciones de la vanguardia más propositiva. Lo que ocurre es que, como compositor, por cuestión de lenguaje, de arquitectura y de afinidad de pensamiento, tengo más propensión al hecho contemporáneo. Por otra parte, como director creo hay que programar con independencia de las razones temporales o geográficas: la buena música es la buena música, llene la sala o no.

P. Usted empezó en la música medieval, pese a su disposición a la música contemporánea.

R. Generalmente los extremos se tocan. Tengo que reconocer que la música medieval siempre me ha gustado. Siempre hay líneas de conexión entre la música no romántica y la música actual. Encuentro más afinidad entre la música del barroco y la contemporánea que no entre la romántica y la de ahora.

P. ¿Empezó con la flauta?

R. Fui flautista, pero empecé con el violín. Y mi formación inicial fue en coros, en el Luis Vives y el Orfeó Valencià.

P. Es muy poliédrico.

R. Lo que no me gustaría es ser unilateral, porque el hecho artístico necesariamente es plural. El arte de finales del XX y del XXI tiene que ser plural o no podrá ser arte.

P. También dedica muchas horas a hacer pedagogía musical.

R. La música no es de las artes que más se razone sobre ella. No abundan lo foros de reflexión alrededor del hecho musical contemporáneo, por eso creo que hay que contribuir a suplir esa carencia.

EN DOS TRAZOS

El currículum de José Luis Castillo (Valencia, 1967) está plagado de premios y reconocimientos. El brillo de ese cartel lo llevó hasta México, donde reside. Es un transterráneo al que resulta más facil estrenar sus composiciones en cualquier parte del mundo que en Valencia. Como director ha trabajado más en América (los Estados Unidos, Canadá, México), donde dirige importantes orquestas, aunque como compositor lo ha hace más en Europa. Lo considera una "esquizofrenia deliciosa". Ahora acaba de completar el ciclo de 'Los Estudios Geométricos', una obra de cinco piezas, que lo afinza como creador.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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