Hamás suaviza sus aspiraciones
Casi imperceptiblemente, el movimiento fundamentalista palestino Hamás ofrece ciertas señales de atemperar sus todavía radicales posiciones. Su programa electoral insiste en que la "resistencia armada" es absolutamente legítima para conquistar los derechos del pueblo palestino y fundar un Estado con capital en Jerusalén, así como en el "derecho al retorno de los refugiados", pero no incluye la "destrucción del Estado de Israel" como objetivo ineludible, uno de los propósitos principales de esta organización creada en 1987. Desde hace meses, Hamás da muestras de relativa moderación. A finales de octubre pasado, Mahmud Zahar, uno de sus líderes en la franja de Gaza, se declaró dispuesto a "dialogar" con Israel -rechazó el término negociación- si con ello se lograban sus metas sobre Jerusalén, los prisioneros palestinos o las compensaciones sobre la destrucción de infraestructuras en los territorios ocupados.
Ahora da un pequeño paso más en una evolución similar a la que siguió la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), cuya carta fundacional también fijaba la aniquilación del Estado judío como aspiración irrenunciable. La OLP abandonó esa pretensión, tras años de debates internos, en 1988.
Hamás se siente fuerte. En las elecciones municipales celebradas hace un mes arrolló en las principales ciudades de Cisjordania. Y en una encuesta realizada por la Universidad palestina de Bir Zeit, difundida ayer, la diferencia que le separa de Al Fatah, el partido del presidente Mahmud Abbas, se reduce a sólo cuatro puntos, cuando era de 16 hace sólo un mes en otra consulta.
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