_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un hombre

¿Quién disparó contra Gaspar García? La pregunta tiene respuesta: un hombre. Un hombre, sencillamente; un hombre, joven parece ser; un hombre que salió de una furgoneta disparando, cuando a la niña, a la que prácticamente ni llegó a rozar el coche de Gaspar García, iba a ser atendida por éste, que intentó salir de su coche sin que pudiera llegar a ejecutar su acción de socorro, porque, según las últimas noticias de la policía, la madre de la niña, una mujer, parece ser que también joven, se lo impidió, mientras el padre, un hombre joven disparaba contra Gaspar García. El asesino de Gaspar García, cuando sea detenido por la policía tendrá que ser juzgado y habrá de cumplir la condena que se le imponga por su terrible delito, por la deuda que acaba de contraer con la sociedad. Ese hombre verá cómo cuando actúa la justicia, se acaba el folclore ideológico y sencillamente el Estado de Derecho con sus leyes, resarce a la sociedad de lo que uno de sus miembros hace contra ella. Ese hombre, gitano, ha cometido un delito, igual que cometen delitos terribles muchos hombres no gitanos y también, cuando son detenidos y juzgados democráticamente, acaban pagando su deuda con la sociedad. Ese hombre que disparó contra Gaspar García, es un asesino, y lo es por serlo, por haber disparado, por haber asesinado, no por ser gitano. Hace unos días nos ha sobrecogido a todos el suceso ocurrido en Barcelona, donde tres jóvenes de familias acomodadas, quemaron viva a una mendiga; a nadie se le ha ocurrido hacer alusión a su condición de no gitanos, a su circunstancia de niños bien, a nadie se le ha ocurrido escribir sobre los jóvenes de familias acomodadas como chicos acostumbrados a quemar vivas a mendigas, porque hacerlo hubiera sido un disparate, algo inaudito, algo injusto, algo terriblemente insoportable, como lo es aprovechar la ocasión de la desgraciada, dolorosa, terrible muerte de Gaspar García, para señalar la condición de gitana de la familia de la niña atropellada y por tanto del asesino de Gaspar García. Sobre Gaspar García, un hombre honrado, un ciudadano irreprochable, un trabajador que a su trabajo acudía, con su dinero pagaba y al cabo, nada a nadie debía, es decir un hombre bueno, disparó otro hombre, este sí en deuda absoluta con todos nosotros, por ser un asesino, no por ser gitano.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_