El Reino Unido declara la guerra al gamberrismo
El Gobierno británico presenta un plan para combatir el incivismo
Tony Blair presentó ayer un nuevo catálogo de propuestas para combatir el gamberrismo, una lucha que el primer ministro quiere convertir, bajo el lema genérico de Respeto, en uno de los ejes de la tercera legislatura del laborismo. La nueva campaña, una batería de medidas de diversa índole que afectan a una docena de ministerios, incluye propuestas muy polémicas, como la posibilidad de cerrar los domicilios de los alborotadores, la imposición de multas en el acto a los vecinos causantes de los actos de gamberrismo o la retirada de ayudas sociales a las familias acusadas de vandalismo.
Junto a las medidas punitivas, que constituyen el grueso del paquete y ponen en evidencia el lema con que el Nuevo Laborismo llegó al poder, duros con el crimen, duros con las causas del crimen, Blair propuso también otras de carácter positivo. Entre ellas destacan la iniciativa de multiplicar los cursos para padres o la creación de una "academia nacional sobre paternidad" en la que trabajadores sociales, psicólogos clínicos, funcionarios locales y los empleados del sector judicial más en contacto con los jóvenes mejoren sus conocimientos para ayudar a los padres a combatir el gamberrismo de sus hijos. El primer ministro propuso también que los vecinos tengan acceso directo a los mandos policiales de su barrio si no se solucionan los problemas que denuncian.
El gamberrismo es uno de los mayores problemas del Reino Unido. En un ejercicio llevado a cabo hace meses se contabilizaron 66.000 actos registrados de comportamiento antisocial, desde peleas callejeras a pintadas, vecinos ruidosos, coches abandonados, basura arrojada a la calle, etcétera. Blair, que presentó el nuevo programa a primera hora de la mañana en Downing Street, cuestionó la extendida tesis de que la pobreza está en la base de los actos de vandalismo. "No creo que sea ése el caso. La inmensa mayoría de la gente, incluidas las familias de bajos ingresos, se comporta de manera absolutamente impecable".
El plan fue calificado de "populista y vacío" por la oposición, que ve en él un refrito de la ley aprobada en 2004 para combatir el gamberrismo. Aquella ley dio poderes a la policía para cerrar en 48 horas los fumaderos de crack, restringió el acceso a armas de aire comprimido y réplicas de armas de fuego, creó las multas instantáneas por determinados comportamientos antisociales, prohibió la venta de aerosoles a los menores de 16 años y convirtió en delito la mendicidad.
El Gobierno renunció entonces a una de las propuestas más polémicas, que ahora recupera: el recorte de ayudas sociales a las familias acusadas de gamberrismo. "Esas ayudas están para apoyar a las familias a costear la vivienda, no para convertirse en una herramienta para combatir el comportamiento antisocial", se quejó un portavoz de Shelter (Refugio), una organización caritativa de atención a los sin techo.
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