Que los alumnos sepan para qué sirve lo que hacen
Hacia unas matemáticas aplicadas. Éste es uno de los principios que han motivado el proyecto de José María Arias (profesor de instituto desde 1972, director general de bachillerato del Ministerio de Educación en 1984) e Ildefonso Maza (profesor desde 1982), ambos formadores del profesorado en la Comunidad de Madrid. Para ellos, los alumnos hoy día necesitan saber "para qué sirve lo que están aprendiendo, y existen los medios para enseñárselo", asegura Arias.
En un ejemplo muy sencillo, los chavales pueden ver, utilizando los programas informáticos, cómo da igual lo grande o lo pequeño que hagan un círculo -la herramienta les permite hacerlo una y otra vez- si dividen la longitud del aro por su diámetro, el resultado va a ser siempre 3,1416, esto es, el número pi. Sentados una vez a la semana en parejas ante un ordenador, los chavales "tienen más tiempo para pensar y reflexionar sobre lo que están haciendo", asegura Ildefonso.
Kine e Itzíar estudian primero de ESO (tienen 12 años) y cada viernes comparten ordenador en la clase de matemáticas en el instituto de secundaria Mariano José de Larra, en el barrio madrileño de Aluche. Los niños practican solos, ayudados por los cuadernos de trabajo, y únicamente consultan al profesor, José María Arias, cuando tienen alguna duda. "Nosotras planteamos el problema y el ordenador nos da la solución", explican las niñas.
La mejor clase de la semana
Una rápida e improvisada encuesta entre los alumnos ofrece un claro resultado: de las cuatro clases de matemáticas que reciben a la semana, la que más les gusta es la que dan en el aula de informática. Porque, además, la familiaridad y la soltura con la que los chavales manejan ya el ordenador no deja de sorprender a los profesores. Como cuando Daniel y Edgar pulsan combinaciones de teclas en la computadora como lo más normal del mundo. "En casa usamos el ordenador, para buscar en Internet o jugar a los videojuegos", explican los alumnos.
Hacer que los chavales se interesen por lo que estudian, haciéndoles comprender para qué sirve, es sólo parte de un replanteamiento más profundo de las clases de matemáticas. "La mayoría de los alumnos que quieren estudiar en la universidad quiere hacer una Ingeniería, Económicas, Medicina o Arquitectura. Lo que van a necesitar son unas matemáticas aplicadas", explica Ildefonso Maza. Tanto él como su colega argumentan que "los contenidos de matemáticas se imparten de la misma forma que hace 50 años". La sociedad avanza, de ahí la importancia de adaptar el currículo y de introducir iniciativas como la de la informática en las aulas: "La cultura ya no es tener información, sino saber dónde buscarla y cómo tratarla", concluye el profesor Maza.
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