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El impacto económico de la inmigración en el PIB valenciano fue del 13% en 2004

Un informe corrobora que los inmigrantes se emplean en sectores con menos salarios

El impacto económico de la colonia extranjera establecida en la Comunidad Valenciana fue en 2004 del 13% del Producto Interior Bruto (PIB) autonómico, según el informe del Observatorio de la Inmigración de la Universidad de Alicante. El estudio constata que la aportación de los inmigrantes al PIB es menor que su porcentaje de ocupación, el 15,3% sobre el total de la población activa. El redactor del informe atribuye este dato a la concentración de la mano de obra foránea en las actividades, básicamente la agricultura, de muy bajo valor añadido.

El estudio elaborado por el profesor Clemente Hernández -Los efectos económicos de la inmigración extranjera- destaca que aunque los inmigrantes ocupan el 15,3% de los empleos de la Comunidad Valenciana, "están más presentes en los sectores de actividad de menor productividad". Así, en la agricultura trabaja el 13,2% del total de extranjeros, cifra que representa el 56,3% de la mano de obra de un sector que sólo proporciona el 2,1% del PIB regional, "y hay que recordar además su fuerte implantación en el servicio doméstico, la hostelería o los servicios personales", apostilla.

El estudio corrobora que los inmigrantes se emplean en sectores con menos salarios y beneficio. Esto explicaría, a juicio del analista, la paradoja de que los flujos migratorios aumenten el PIB mientras disminuye el índice de PIB por habitante al generar los inmigrantes rentas menores que los nativos. De hecho, los inmigrantes ocupan, en gran medida, las tareas más rechazadas por los nativos, donde se producen vacantes sin cubrir no por falta de competencia profesional sino de motivación laboral de acuerdo con las características del mercado.

No obstante, el balance de menor productividad media está influido por dos factores: la disposición de los inmigrantes al trabajo (forzada por su mayor dependencia e indefensión), por lo que para empleos idénticos los inmigrantes contribuyen a elevar los beneficios de las empresas, pues trabajan más horas y más intensamente; y su tasa de ocupación, que también es más alta que la de los nativos por razones demográficas (pirámide de edad con hegemonía de activos), y sociológicas (mayor propensión a la búsqueda y aceptación de vacantes de empleo). Así el número de horas trabajadas es mayor en el colectivo de inmigrantes que entre los nativos.

El estudio remarca que el principal efecto de la ocupación de los inmigrantes (puestos con baja remuneración y precarios) es la posibilidad de que los nativos mantengan sus sueldos altos o sus beneficios empresariales. "En las empresas hay quien puede cobrar más gracias a que otros cobren menos, al igual que hay también quien teme menos al despido gracias a que sus compañeros tienen trabajos más precarios". Esta tendencia se rompe, según el experto, en períodos de recesión económica. "Cuando hay mucho paro y la necesidad de trabajar en lo que sea, los nativos están dispuestos a cubrir vacantes que antes rechazaban", matiza el estudio.

Igualmente otro efecto colateral al impacto económico de la actividad de los inmigrantes es la mejora económica de sus países de origen. "Parte de la renta se transfiere al país de procedencia del inmigrante, lo que permite mejorar la situación económica de esos países y, por tanto, ampliar los mercados de exportación o la inversión del país de acogida".

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Prestaciones sociales

La contribución de los inmigrantes a las arcas públicas les otorga el derecho a beneficiarse de las mismas políticas públicas que contribuyen a sostener con sus impuestos (cotizaciones a la Seguridad Social, IVA e IRPF). España extiende esas prestaciones, especialmente las sanitarias, a todos los residentes, incluso a los inmigrantes en situación irregular o legal. El autor del estudio de la Universidad de Alicante justifica la oportunidad de esta medida en el hecho de que una política migratoria no debe sustentarse exclusivamente en programas de inserción laboral, sino que requiere políticas sociales y demográficas más amplias para evitar la formación de guetos.

En todo caso, el profesor Clemente Hernández sostiene que, debido a que la pirámide de edades de los inmigrantes está más centrada que la de los españoles (menos niños y menos ancianos) se benefician en menor medida de las políticas sociales públicas que los nativos, e incluso algunos se trasladan a sus países de origen antes de cubrir el período mínimo para que sus cotizaciones les alcancen a la prestación por jubilación.

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