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Columna
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Vecinos a la política

No puede decirse que la aparición de un nuevo partido político, Vecinos por Alicante, haya constituido propiamente una sorpresa. Si acaso, digamos que no se esperaba que fuera ahora, apenas iniciado el año, en plenas fiestas navideñas, cuando se produjera su composición. Del asunto, sin embargo, se hablaba a menudo en la ciudad. Cada vez que se producía un escándalo en el Ayuntamiento -algo que, en los últimos años, ha ocurrido con relativa frecuencia- se comentaba la posibilidad. Los rumores se han ido sucediendo y, según el momento, apuntaban en una u otra dirección, pero sin que llegaran a materializarse. Hasta hoy, claro está.

Según han publicado los periódicos, el nuevo partido lo componen, en su mayor parte, personas provenientes del movimiento vecinal. Que hayan sido los alicantinos de los barrios quienes decidieran formar la agrupación para defender sus intereses es algo natural. Durante estos años, los barrios han estado marginados de la política municipal, al punto que apenas han recibido inversiones. Aunque hablar de política municipal para referirnos al gobierno de Luís Díaz Alperi puede resultar un tanto excesivo y, sobre todo, equívoco. Hace tiempo que en el Ayuntamiento de Alicante no se desarrolla otra política que la de la especulación inmobiliaria. El Alicante actual es el resultado de esa enorme especulación que ha acabado por organizar la ciudad según sus intereses y que podría resumirse en el plan de Rabassa.

No es preciso ser un experto en cuestiones electorales para adelantar que los grandes perjudicados por la aparición de Vecinos por Alicante serán los partidos de la izquierda. Si la nueva agrupación obtiene algún concejal, en las elecciones de 2007, será, con toda seguridad, a costa de los socialistas o de Izquierda Unida. De cualquier modo, parece aventurado predecir qué ocurrirá llegado el momento de las elecciones, cuando faltan meses para que el hecho se produzca, y pueden suceder muchas cosas. Los primeros pasos de un partido están siempre llenos de dificultades. Tendrá el nuevo partido que lograr una estructura interna, promover unos líderes, confeccionar unas listas con las que presentarse a las elecciones. Pero, sobre todo, deberá elaborar un programa electoral. Hasta conocer cuál será el programa electoral de Vecinos por Alicante resulta difícil formarse una opinión.

No creo, sin embargo, que la cuestión más importante en estos momentos sea averiguar si Vecinos por Alicante obtendrá más o menos concejales en las elecciones de 2007. El cálculo puede entretener a algunos politólogos locales, pero da para poco más. En mi opinión, el hecho fundamental es que unos ciudadanos preocupados por su comunidad no se han sentido representados en el Ayuntamiento de Alicante por los partidos tradicionales y han decidido crear uno nuevo. Esa es la cuestión. El suceso es más grave para los partidos de izquierda, pues la nueva agrupación está formada por votantes naturales de esos partidos. La tentación de explicar lo acaecido por la conducta del grupo municipal socialista deberíamos rechazarla. Es cierto que el grupo municipal socialista se ha comportado de una manera reprobable al no ejercer de oposición y asociarse con el Partido Popular. Pero esta actuación no debería ocultar el fondo del asunto, que es la incapacidad de la izquierda local para adaptarse a la nueva realidad de la ciudad.

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