Despropósito burocrático
No ha mucho, nuestro dicharachero director general de Tráfico nos advertía del peligro de cometer infracciones con un castizo "la has cagao". Esa misma frase se nos puede aplicar a quienes sufrimos la pesadilla de perder la documentación del vehículo.
Ríanse de los 12 trabajos de Hércules. Para recuperar dichos documentos, deberá dirigirse, no necesariamente en este orden, a la comisaría, a la delegación de Tráfico, a una estación de ITV, a la Junta Municipal y a la compañía de seguros. Una docena de horas, sin contar desplazamientos, y unos sesenta euros.
Imagino que nuestra clase política, enfrascada como está en apasionantes debates acerca de si son galgos o podencos, naciones o nacionalidades, no habrá caído en la cuenta de que es menester poner coto a estos desmanes, que diría Serrat. Parece lógico que, si un agente de tráfico nos puede multar por no llevar un documento emitido por otro organismo, arbitre también alguna fórmula para que, como quien esto suscribe, no tenga que malgastar sus vacaciones a la caza y captura del documento perdido. Y luego que sigan con sus galgos y sus podencos.
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