Gastroenteritis aguda en el Atlético
16 rojiblancos sufren un virus o una intoxicación que obliga a aplazar su choque con el Zaragoza
Dieciséis futbolistas del Atlético de Madrid y Toti Veglio, mano derecha de Carlos Bianchi, el entrenador, padecen una gastroenteritis aguda con "vómitos, diarrea, dispepsia, dolor abdominal y quebrantamiento general". El martes cenaron lubina con arroz y ensalada. Así, la concentración del Atlético en la Ciudad del Fútbol de la Federación, con charlas individualizadas entre los jugadores y los directivos y careos con el técnico, concluyó abruptamente cinco días antes de lo previsto. El partido de Copa ante el Zaragoza, que debía haberse disputado anoche, fue aplazado hasta la semana próxima. El conjunto rojiblanco no tenía once jugadores disponibles en su primera plantilla, motivo suficiente, según las normas federativas, para cancelar el choque. El cuadro aragonés aceptó posponer la fecha.
La plantilla estaba concentrada, por primera vez, en las instalaciones de la federación
La plantilla, el cuerpo técnico y el presidente del club, Enrique Cerezo, cenaron "lo mismo", dicen. Algunos no han sentido ninguna molestia. Otros, como los canteranos Mario y Falcón, que estuvo vomitando hasta las doce de la mañana, o el centrocampista Colsa "estaban como muertos, realmente fatal", según una fuente del club. Una circunstancia, la distinta suerte de unos y otros a pesar del menú común, que incita a pensar a los responsables rojiblancos en que no hubo una intoxicación alimentaria, sino "un virus, que ataca de manera diferente a cada persona porque no todas tienen el mismo sistema inmunológico".
"Los jugadores se empezaron a encontrar mal después de cenar y algunos subieron con más premura de la habitual a sus habitaciones", aclaró el doctor José María Villalón, médico del Atlético. Aparte de los tres citados, el resto de afectados es: Manu, Gabi, Zahínos, Antonio López, Sicilia, Braulio, Molinero, Valera, Luccin, Roberto y Velasco, a los que se añadieron anoche Perea y Fernando Torres. "Cada caso ha revestido una gravedad diferente", reveló Villalón. Los futbolistas abandonaron la concentración, la primera que hacían en las instalaciones federativas, ayer por la mañana para regresar a sus domicilios, donde tienen prescrito reposo y dieta blanda.
"A algunos, como a Mario, se les notaba que en una sola noche habían perdido varios kilos, aunque todo fuera de líquido", afirma un miembro del plantel. El doctor estima que los menos afectados podrán comenzar a trabajar de nuevo esta misma semana. En cualquier caso, todos podrán estar a disposición de Bianchi el domingo contra el Valencia.
El portavoz de la federación, Jorge Carretero, explicó que los responsables de las instalaciones han examinado minuciosamente las cocinas y que han enviado muestras de los alimentos a un laboratorio de toxicología para que sean analizadas. Villalón no descartó ninguna posibilidad y cifró la causa del mal como "vírica, infecciosa o tóxica alimentaria".
El Atlético no culpabiliza a la federación a pesar de que el suceso se produjo en sus instalaciones. "Hoy en día, todo se hace con subcontratas. Si tu vecino tiene un escape de gas y entra en tu casa, es un accidente, no le puedes responsabilizar. Es un caso de mala suerte, otro más, que nos toca", recalcan desde el club. Sin embargo, la entidad sí se lamenta de que la "epidemia" coincida con la "ronda" de charlas para responsabilizar a la plantilla y desactivar una posible revuelta contra Bianchi. "Estaban como toros, entendiendo todo lo que tratábamos de explicarles", asegura Cerezo.
Tras la cena, los jugadores rojiblancos se sentaron frente al televisor para ver el encuentro entre el Athletic y el Madrid. En ese momento fue cuando empezaron a sufrir los primeros síntomas. También fue entonces cuando el portero Leo Franco recibió una llamada desde Mar del Plata, en Argentina, comunicándole el fallecimiento de su padre, razón por la que partió de inmediato hacia su país.
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