El regalo de José María y Soledad
La Audiencia da la razón a una pareja de discapacitados denunciada por sus vecinos en Sestao por hacer un piso en una lonja
José María Sancho y su esposa Soledad Balbina son dos testigos más de la insolidaridad. Una denuncia de sus vecinos ha estado a punto de truncar su futuro: un juzgado de Barakaldo consideró ilegal la conversión en piso de una lonja en la calle Sotera de la Mier, en Sestao. La reforma no había sido caprichosa: la mujer, de 59 años, sufre una minusvalía del 79% y precisa una silla de ruedas; su marido, de 71, tiene otra discapacidad del 35%. "Tuvimos que dejar la vivienda donde vivimos toda la vida, más grande, pero donde no podíamos seguir, sin ascensor y con el portal en cuesta", dice Sancho.
La lonja representaba su futuro. El Ayuntamiento de Sestao concedió los permisos necesarios, pero el matrimonio se encontró con un obstáculo inesperado: nueve de los 33 vecinos del inmueble interpusieron una denuncia a finales de 2002 aduciendo que se alteraba la fachada del edificio. La pareja, que entró en su nueva vivienda en mayo de 2003, vio cómo un año después un juzgado de Barakaldo declaraba ilegal la reforma y daba la razón a los nueve denunciantes, entre ellos el ex concejal de HB de Sestao Jesús Ramón Zamorano. "Nunca pensábamos que se llegaría a esta situación", dice Sancho, quien muestra los escritos de apoyo del Ayuntamiento de Sestao, que convocó un pleno extraordinario sólo por este asunto, la asociación local de jubilados y el Departamento de Vivienda, que respalda la conversión de la lonja en un piso, "máxime cuando son minusválidos".
Ese fallo inicial fue revocado el pasado 29 de noviembre por la Audiencia Provincial, que considera "no admisible" la tesis del juzgado, que llegó a cuestionar las minusvalías de los demandados. La Audiencia rechaza cualquier vulneración de la Ley de Propiedad Horizontal y destaca que, además de contar con las licencias pertinentes, la pareja no ha causado perjuicios a la comunidad, que "no ha interpuesto demanda alguna" como tal. La sentencia impone las costas judiciales a los demandantes.
El fallo de la Audiencia ha sido su regalo de Reyes. "Sólo queremos que esto no le vuelva a pasar a nadie", dice Soledad.
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