Matemáticas
Nada más terminar la carrera de Matemáticas solía quedar con los antiguos compañeros y en más de una ocasión escuché decir a alguno de ellos lo contento que estaba con haber elegido Matemáticas como opción de carrera universitaria. Que no sentía que se hubiese equivocado. Me viene este recuerdo al leer el artículo dedicado a la situación de los matemáticos en España, y más en particular, a cuando se menciona ese romanticismo que se nos atribuye.
Debo recordar esos momentos con mis ex compañeros, porque mucho de romanticismo debe de haber en las matemáticas para que los alumnos después de salir de la universidad aún crean que hicieron lo correcto viendo el panorama.
Porque déjenme que, una vez leída la situación de los científicos de profesión, les hable de cuál suele ser la condición que se encuentran los recién licenciados. Más o menos, creo que se pueden encuadrar en los siguientes grupos: los que quieren ser profesores en un instituto, aquellos que quieren seguir en el mundo de la investigación (con unas condiciones precarias) y la mayoría que no tiene la más mínima idea de qué hacer con sus vidas, pero que le gustaría continuar haciendo matemáticas fuera del ámbito universitario. Algo tan fácil a simple vista como desarrollar una carrera profesional que se ajuste a tus estudios universitarios se convierte en una odisea en el caso de las matemáticas. Porque realmente son muy pocas las empresas que apuestan por matemáticos en España.
Sólo las consultoras (entre las empresas) entendieron el verdadero potencial de éstos, y desarrollar una carrera por el mundo de la consultoría se ha convertido en una de las elecciones más típicas entre los recién licenciados. Mano de obra barata y personal muy bien preparado que se llevan. Y es una pena. Es triste ver cuánto potencial se está desperdiciando en trabajos donde no se desarrolla tecnología o no se investiga. Luego se hablará de potenciar la tecnología, de la necesidad de no perder ese tren, que nos va a todos mucho en ello. Y los matemáticos allí, en la estación, queriendo montar pero sin poder comprar billete. Y el tren que empieza a marcharse.
Yo ahora mismo me encuentro en Dinamarca terminando de escribir la tesis doctoral. Sabiendo que más temprano que tarde volveré a España, suelo leer las ofertas de trabajo. Mentiría si les digo que no estoy preocupado. Quiero trabajar como matemático y puede que no quiera que sea en la universidad. Y parece que es totalmente incompatible. Bueno, yo de momento sigo enamorado de mis matemáticas y me resisto a arrepentirme de mi elección. Romanticón que estoy hecho.
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