Un hombre muere de un disparo tras asomarse a la ventana de un quinto piso

L. M. F., un rumano de 23 años, se acercó la pasada Nochevieja a la casa de unos compatriotas en Carabanchel. Éstos celebraban una fiesta de fin de año. Asistieron 17 personas y el ruido era ensordecedor, según los vecinos del inmueble, en la plaza de la Rendición de Breda. Sobre las 3.45, cuando la fiesta estaba en todo su apogeo, L. M. F. se asomó a la ventana del piso, en la quinta planta. Una bala le entró entonces por el hemitórax izquierdo. Quedó tendido sobre el suelo. Los servicios de urgencias no pudieron hacer nada por su vida. La policía sospecha que fue tiroteado desde el exterior.

El fallecido se encontraba apoyado en la barandilla de la terraza acristalada de la vivienda, que tenía las ventanas abiertas, alrededor de las 3.45 del domingo. En ese momento un proyectil le alcanzó en el hemitórax izquierdo. Inmediatamente los asistentes a la fiesta avisaron a Emergencias 112, que desplazó al lugar una UVI móvil del Summa. Los sanitarios encontraron al hombre inconsciente y en parada cardiorrespiratoria. Intentaron reanimarlo durante 30 minutos sin conseguirlo. Finalmente certificaron su muerte.

Cuando el hombre cayó herido la música retumbaba en todo el edificio. Según varios testigos, se escuchaba sin dificultad desde la calle. Todos los asistentes a la celebración declararon ayer ante la policía, sin que ninguno fuera arrestado. Los agentes investigan si el disparo entró en la vivienda desde el exterior.

En el domicilio donde sucedió el crimen viven tres hermanos de nacionalidad rumana, que tienen alquilado el inmueble a su jefe, dueño de una empresa de pocería. Éste explicó que los tres hermanos trabajan con él desde hace tres años y que son personas de toda confianza.

"He venido porque soy el propietario de la vivienda y para ayudarles. Hablan español, pero no con la suficiente fluidez para hacer frente a un suceso tan terrible", explicó.