La esperanza 'tory'
David Cameron ha irrumpido con fuerza en el panorama político británico. Por primera vez en mucho tiempo, los conservadores aventajan a los laboristas en las encuestas. El nuevo líder tory es considerado un candidato más apreciado que Gordon Brown, su más que probable rival en los comicios de 2009. Su llegada está poniendo en cuestión el futuro inmediato de Tony Blair y ha desestabilizado a los liberales de Charles Kennedy, el tercer gran partido. Los conservadores tienen por fin un dirigente joven y creíble, con bastantes más garantías que los tres anteriores desde que regresaron a la oposición en 1997.
Tras una ardua campaña de primarias de seis meses, Cameron fue elegido a principios de diciembre líder del partido después de doblar en votos a su rival final en las elecciones internas, David Davis, y se ha hecho así con la indiscutida autoridad en una fuerza que ha necesitado la tercera derrota electoral consecutiva para encontrar de nuevo un rumbo con cierta perspectiva. A sus 39 años, compensa una procedencia conservadora extremadamente tradicional y elitista con un perfil mucho más abierto, heterodoxo y ágil que sus antecesores, y se desmarca de la obsesión irredentista antieuropea tory para asumir en su agenda otras inquietudes como el medio ambiente y una política más social, participativa y de integración de la mujer en el partido y el Gobierno.
Cameron tiene aún todo por hacer. Primero ha de explicar su política económica y qué tipo de relación pretende con Europa. Su distanciamiento del darwinismo social de sus antecesores de la escuela de Margaret Thatcher y la ausencia del tradicional mensaje eurofóbico en su discurso inducen a pensar que estamos ante un conservadurismo más pragmático que quiere disputar a los laboristas, en el ocaso de la vida política de Blair, un centro que demanda mayor efectividad y modernización. Este centro, que ha votado masivamente en contra del derechismo tory en el pasado reciente, puede sentirse tentado de hacer pagar al sucesor de Blair, se supone que Brown, sus frustraciones con la actual Administración. En todo caso, también los socios del Reino Unido en Europa darán la bienvenida a posturas conservadoras, durante décadas desconocidas, más dispuestas a comprender posturas ajenas.
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