Los musulmanes de Alicante protestan por el cierre de la única mezquita y acuden a rezar a la playa
Alrededor de 300 fieles musulmanes, una treintena de mujeres entre ellos, se dieron cita a las 14.00 de ayer en la arena de la Playa del Postiguet, a la altura de la mezquita, para participar en la tradicional ceremonia religiosa de los viernes. La comunidad musulmana escogió ese lugar como acto de protesta por el cierre de la única mezquita en la ciudad de Alicante, en virtud de una sentencia judicial.
Minutos antes del rezo, la concejal de Urbanismo, Sonia Castedo, informó al portavoz del colectivo de que el consistorio tiene previsto ceder a la comunidad islámica un local, ubicado en el centro de la ciudad, como medida provisional hasta encontrar un lugar definitivo para el culto musulmán.
El 16 de diciembre fue el último viernes que la comunidad islámica celebró su oración en los bajos del edificio Yoraco III, en la confluencia de las avenidas de Juan Bautista Lafora y de Jovellanos, utilizados desde hace cinco años como mezquita. El Ayuntamiento decretó el cierre el 14 de diciembre después de que una sentencia de un Juzgado de lo Contencioso-Administrativo decretase el cese de la actividad. Los hechos se remontan a 2001, cuando el Ayuntamiento aprobó un decreto en el que ordenaba la clausura del local por carecer de licencia de actividad y medidas de seguridad. Tras no acatar la orden, la comunidad de vecinos Yoraco III recurrió a los tribunales para que los musulmanes hicieran efectivo el decreto.
El portavoz del colectivo, Muafak Alhallaq, aplaudió "la rapidez" del Ayuntamiento de Alicante para localizar un lugar alternativo ya que, según comentó, "es complicado encontrar un sitio en la ciudad para tanta capacidad". Hasta la fecha, el lugar para el culto ha estado ubicado en tres puntos diferentes de la ciudad. "Nosotros queremos tener una mezquita como Dios manda, pero financiada por nosotros", manifestó ayer el portavoz. Durante la oración, que se prolongó 45 minutos y transcurrió con normalidad, el imán de la mezquita, Jamal Shatat, hizo un llamamiento a la paciencia y solicitó a todos los fieles que esperen de manera pacífica hasta que el Ayuntamiento les conceda un nuevo lugar. Cuatro agentes, dos locales y dos del Cuerpo Nacional de Policía, controlaron el acto.
Minutos antes de la oración, muchos de los musulmanes lamentaron el trato que los gobiernos dan a los fieles de esta religión. "No es justo para nosotros", dijo Siham, una joven de Marruecos. María Laura López, una española convertida al islam, consideró que esta religión es la más castigada debido al terrorismo islámico.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.