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Columna
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Optimismo pop

Acabo de leer en un periódico gratuito una noticia que me ha aguado las Navidades. El amor no dura siempre. Qué contratiempo, ¿verdad? Seguro que se han quedado ustedes de piedra. Y con razón. La cosa es que unos científicos de la Universidad de Pavía "consideran que el amor sólo dura un año". Se ve que han detectado el NGF (o partícula del amor) en personas enamoradas locamente. No me pregunten qué es el NGF porque en el artículo no lo pone. Sólo les diré que han descubierto que, al cabo de un año, las personas enamoradas locamente ya no tenían NGF, ni nada...

Puede que mañana, día entrañable, ustedes estén enamorados y se resistan a creer la noticia. Pero en el fondo de su corazón saben que lo que se publica en un periódico siempre es verdad. Sobre todo una noticia como ésta, tan novedosa. Seguramente, en estos momentos ya se han puesto a calcular cuánto tiempo llevan enamorados. ¿Qué digo, calcular? Lo saben perfectamente, porque los enamorados celebran semanalmente el tiempo que llevan juntos. Ustedes llevan 8 meses y 14 días. Pero no lo nieguen. Se han puesto a calcular que dentro de tan sólo 3 meses y 16 días ya no se amarán como hoy. Dentro de 3 meses y 16 días, usted y su churri ya no sentirán este loco deseo que les empuja a copular, a no dormir, a tocarse en los lavabos, a enviarse SMS de tres pantallas, a encontrarle la gracia a la canción Juntos, de Paloma San Basilio (una gracia llena de ironía y distancia, todo hay que decirlo), a tomarse el café con leche con ilusión, a emocionarse hasta el paroxismo cuando, sin querer, los dos dicen una palabra a la vez.

Claro que en la Universidad de Rugers (Nueva Jersey) la cosa se ve diferente. Allí, según acabo de leer, la antropóloga Helen Fisher considera que lo de enamorarse "es un sentimiento pasajero y con una duración de entre 3 y 12 meses". Y habrá que creerla. Los americanos siempre han ido por delante de los europeos en cuestiones de ciencia. Por eso, la cosa todavía es peor. Usted y su churri, que según la Universidad de Pavía se estarían enviando SMS durante tres meses más, según la de Rugers, hace tres meses que deberían haber dejado de hacerlo.

Claro que, en esto de la duración del amor, no sólo tienen datos los científicos. También los tiene el sexólogo Bolinches. Y no coinciden ni con los de los italianos ni con los de los americanos. Y también las redactoras de la revista Cosmopolitan, que no coinciden ni con los italianos, ni con los americanos, ni con el sexólogo Bolinches. Por eso, sospecho que todo el mundo explica la feria según le va. A lo mejor, la señora Rudgers ha tenido citas con algún mastuerzo que le ha dicho completamente en serio: "Es que yo soy muy raro". O a lo mejor sus últimos novios la llevaban a ver la película Princesas y toda la filmografía de León de Aranoa. En cuanto a los científicos de Pavía, quién sabe si tienen por novias a unas lectoras de Jorge Bucay de las que a la primera de cambio explican lo bien que se llevan con sus ex maridos. Además, por lo que veo, no hace falta ser científico para tener una teoría sobre la duración del amor. Hasta el dramaturgo Josep Maria Mestres tiene datos. En una entrevista a propósito del estreno de la obra La xarxa dijo que el amor "es una cosa muy bonita que dura cuatro días. El enamoramiento brutal dura unas semanas, por suerte; porque, si no, no aguantaríamos". Es decir que, según Mestres, usted y su churri deberían haber dejado de tontear a los 15 días.

Por eso, si Josep Maria Mestres, que no ha estudiado química, dice que el enamoramiento brutal dura unas semanas porque, si no, no aguantaríamos, yo también puedo darles mi opinión. Y les pido que se la tomen como un dogma de fe y como un regalo de Navidad que les hago como pago por los lotes que me han mandado. El enamoramiento brutal dura siempre (en las personas muy inteligentes y carismáticas). Usted y su churri se van a amar toda la vida.

moliner.empar@gmail.com

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