_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Metafísica fluorescente

Javier Rodríguez Marcos

Como le sucedió al personaje del poema de Baudelaire, el arte también perdió, por las prisas, su aureola en las calles de la ciudad moderna. Así, aquella "irrepetible aparición de una lejanía" que era el aura perdió el voltaje de su eterna originalidad para convertirse en fugaz y repetitiva reproducción de lo idéntico. Lejos de toda nostalgia apocalíptica, la obra de Joël Mestre (Castellón, 1966) es la de una suerte de metafísico pop, alguien que ha sabido sintetizar (y de paso valorar lo sintético) las viejas labores de la pintura con las nuevas urgencias de la modernidad: de la analogía a la ironía y de lo analógico a lo digital. El resultado es un universo personalísimo poblado de iconos, antenas, circuitos y seres "blandos" alumbrados con una luz fluorescente que convierte cada cuadro de Mestre en una obra inconfundible. La muestra que ahora presenta en Madrid, explícitamente titulada Mitología doméstica, añade a esa actitud un severo ejercicio de depuración. El camino que lleva desde la fría y lejana Telépolis hasta la cercana y cálida (empezando por los colores) Domus cosmopolita se ha traducido en una mayor limpieza de estímulos. El espíritu, entre tanto, sigue siendo el mismo. En este caso la mirada se proyecta sobre eso que en el mundo del diseño industrial recibe el nombre de packaging, esas estructuras abiertas de cartón que acompañan en sus cajas a los objetos más frágiles. Entre la caja china y la segunda piel. Estas escultóricas y bidimensionales naturalezas muertas son, en cierto modo, herederas de los bodegones que hace diez años Joël Mestre pintaba utilizando como modelos los botes de champú y de detergente. Con más aristas pero también con más calor, estas pinturas recientes suponen una nueva mirada, extrañada y extraña, sobre los objetos que atiborran una galaxia a la que, sin aureola, hemos puesto el nombre de vida cotidiana.

JOËL MESTRE

Galería My Name's Lolita Art

Almadén, 12. Madrid

Hasta el 21 de enero de 2006

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Rodríguez Marcos
Es subdirector de Opinión. Fue jefe de sección de 'Babelia', suplemento cultural de EL PAÍS. Antes trabajó en 'ABC'. Licenciado en Filología, es autor de la crónica 'Un torpe en un terremoto' y premio Ojo Crítico de Poesía por el libro 'Frágil'. También comisarió para el Museo Reina Sofía la exposición 'Minimalismos: un signo de los tiempos'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_