El Consistorio, forzado a presentar en 15 días una alternativa al proyecto denegado
Los técnicos municipales estudian dejar un tramo de 200 metros sin soterrar bajo el puente
"Tenemos que plantear una solución que no afecte a los pilastres. Eso es en lo que vamos a trabajar ahora", afirmó ayer el director general de Desarrollo de Infraestructuras del Ayuntamiento, José María Ortega. La Concejalía de Urbanismo se ve forzada a dar con una alternativa en los próximos 15 días y presentar a la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad una solución que permita seguir con la reforma de la M-30 en este tramo junto al río Manzanares. Una de las bazas que sopesan los técnicos municipales es dejar un tramo de unos 200 metros sin soterrar.
Si el problema es que al soterrar la M-30 bajo el puente no pueden hacerse tres carriles bajo cada ojo del puente porque la obra afecta a los sillares, entonces la solución es "renunciar al soterramiento en ese tramo de la obra". Es una de las propuestas que barajan los técnicos municipales, según fuentes del Ayuntamiento de Madrid.
La propuesta consiste en que la vía de circunvalación salga del túnel 100 metros antes del puente de Toledo y vuelva a discurrir bajo tierra a partir de otros 100 metros pasado el pontón.
Aunque no se ha fijado un plazo límite para presentar a la Comunidad la nueva alternativa, la intención del Consistorio es que no pasen más de dos semanas. La Concejalía de Urbanismo ya perdió otros 15 días en preparar la propuesta que ha sido denegada ahora.
Sin embargo, Ortega insiste en que ese plazo no afectará a la marcha de las obras, que está previsto que finalicen justo antes de las elecciones municipales de la primavera de 2007, pues la reforma de la M-30 a su paso por el río es la promesa estrella del gobierno municipal de Alberto Ruiz-Gallardón.
"No retrasará nada", manifestó del director general de Desarrollo de Infraestructuras. "El paso del puente es un solo punto de todos los trabajos. Todo lo demás se está haciendo porque este tipo de obra nos permite programar a los equipos para que continúen en otros lugares sin tener que parar".
La nueva propuesta será la séptima que presente la Concejalía de Urbanismo a la Dirección General de Patrimonio sobre el mismo tramo de la obra. El primer proyecto municipal fue rechazado por el Gobierno regional porque, según sus estudios, afectaría de forma negativa a la estabilidad del puente.
Después, los técnicos municipales plantearon cinco alternativas más, de las que la Dirección General de Patrimonio sólo se quedó con una. Ésta consistía en llevar el tráfico soterrado y que discurriera en dos cajones estancos bajo los ojos del puente.
El Consistorio justificó la necesidad de ampliar el número de carriles en que la Operación Campamento (un nuevo barrio de 11.000 casas al sur de la capital) y la construcción de un túnel desde la A-5 hasta la M-30 van a elevar el número de coches que utilicen la vía de circunvalación.
"Esta opción fue elegida porque era la única que no afectaba a la integridad del puente", explicó el director general de Patrimonio, Javier Hernández, que remarcó que es la única propuesta que puede realizar en la actualidad el Ayuntamiento. Pero sólo permitía construir dos carriles. Fuentes municipales matizaron que el espacio entre los pilares es tan estrecho que difícilmente habría espacio para que circularan dos coches a la vez. De ahí que Urbanismo se aferre a su intención de hacer tres carriles.
Cuando esta opción parecía la definitiva, intervino la Confederación Hidrográfica del Tajo, que, para cumplir una directiva europea, exigió que el colector de aguas residuales que se construye adyacente a la autovía, que también discurre bajo el puente protegido, fuera mayor de lo inicialmente proyectado.
En principio, el colector fue diseñado con una altura próxima a 1,80 metros. Pero la Confederación impuso que alcanzara tres metros de alto por dos de ancho. Esto obliga a perforar de lado a lado las zapatas del puente, lo que llevó a Patrimonio a negar el permiso de las obras. Todavía puede exigir nuevas modificaciones, porque no se ha pronunciado en este punto.
Sobre las diferencias entre el proyecto inicialmente denegado y el último, Ortega aclara que Patrimonio permite a los técnicos municipales tocar los "plintos" de los pilares -promontorio de la base-, porque son considerados "cimentación". "Desde la pila, para abajo o para fuera, está autorizado", aseguró.
Un monumento con tres siglos
La designación de Madrid como capital de España durante el reinado de Felipe II cambió de forma radical el futuro de la ciudad. La capital comenzó a crecer y a urbanizar rápidamente las zonas próximas a la calle de Toledo. Justo al final de esta calle se levantó la Puerta de Toledo, que daba salida al camino del mismo nombre. En la parte más baja de la zona se construyó un hospital y un matadero. La ciudad, a principios del XVIII, emprendió una política de obras y de mejoras. Pedro de Ribera fue el encargado de diseñar el nuevo paseo de la Ermita de la Virgen del Puerto, el paseo de Atocha, la Puerta de San Vicente y el puente de Toledo.
La construcción del puente no fue una obra aislada de su entorno, sino parte de un plan urbanístico que abarcaba la zona sur, la ribera y la salida de Madrid. En los planos de Nicolás Chalmandier de 1761 aparece por primera vez representado el puente.
Tras la Guerra Civil, toda la zona próxima al puente fue reordenada. El río fue encauzado y se diseñó la actual avenida del Manzanares. Además, se construyó la plaza semicircular de Marqués de Vadillo.
El 14 de septiembre de 1956, el puente fue declarado Monumento Histórico Artístico, con lo que quedaba protegido todo su entorno. Sin embargo, el puente, en vez de ser realzado, cayó en el olvido, atrapado por los múltiples ramales y carriles de la M-30.
En 1991 se llevaron a cabo algunas obras de limpieza y restauración. Cinco años después se realizaron nuevas obras de reparación, que se limitaron prácticamente a la consolidación de los elementos más degradados y a la limpieza de este monumento histórico de la ciudad.
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