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Reportaje:

Empresarias endémicas de Cazorla

La sociedad Viola Cazorlensis recibe el premio a la "mujer cooperativista" de Faecta por su gestión de un hotel en Jaén

Ginés Donaire

Ser empresario es un reto que no está al alcance de cualquiera. Si encima se es mujer y se vive en el mundo rural, las dificultades se multiplican. Que se lo digan si no a Mari Luz, Felisa e Isabel, tres mujeres que saben muy bien lo que cuesta salir adelante en un medio adverso para las aventuras empresariales. En 1989 constituyeron, junto a otros cuatro socios, la cooperativa Viola Cazorlensis animadas por las expectativas para el sector turístico que había creado la declaración del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén).

Hoy, 16 años después, esta cooperativa sigue en pie gracias al tesón y el empeño de esas tres mujeres, que son las únicas -junto a un cuarto socio- que permanecen en el proyecto y que han tenido la paciencia suficiente para hacer posible la viabilidad del hotel rural La Hortizuela, ubicado en uno de los lugares de mayor belleza del espacio.

La cooperativa sigue en pie 16 años después gracias al empeño de estas tres mujeres
"Fue un proceso largo y complicado, con momentos difíciles y escasez de recursos"

La constancia y el empeño de esas mujeres por asentar un proyecto empresarial en su lugar de origen, evitando de esta manera aumentar las estadísticas del fuerte éxodo de población que han sufrido estas sierras en las últimas décadas, les ha valido para recibir esta semana el reconocimiento a la mujer cooperativista concedido por Faecta (Federación Andaluza de Empresas Cooperativas de Trabajo Asociado). El jurado elogió su "ejemplo de tesón y defensa de la mujer emprendedora en el mundo rural".

Mari Luz Palomares, de 40 años, presidenta de la cooperativa, recuerda las 40.000 pesetas (240,4 euros) del capital social con el que se creó la sociedad en agosto de 1989. Pero mucho mejor guarda en su mente toda la inversión y la lucha posterior por transformar en un coqueto hotel rural una antigua casa forestal cuya explotación les fue adjudicada por la Consejería de Medio Ambiente. "Fue un proceso largo y complicado, con momentos difíciles y con escasez de recursos", recuerda.

Tras varios años de rehabilitación de la antigua casa forestal, por fin, en la Semana Santa de 1993 abrió sus puertas el hotel La Hortizuela, un acogedor alojamiento de turismo rural con 33 habitaciones. El acceso al establecimiento se hace por una pista forestal que parte a unos kilómetros del centro de interpretación de la Torre del Vinagre, en la carretera de El Tranco. El establecimiento se encuentra rodeado de un paisaje idílico, con frondosos nogales, donde es posible disfrutar del contacto con la fauna y la flora autóctona, entre ellas la Viola cazorlensis, uno de los muchos endemismos del parque que da nombre a la cooperativa.

"Los primeros años todo el dinero que ganábamos era para amortizar la inversión que habíamos hecho; ahora ya respiramos algo", confiesa Felisa Sánchez, de 46 años y vicepresidenta de la cooperativa. Y es que, el turismo en el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas tiene una elevada estacionalidad, lo que hace que se alternen épocas de masiva afluencia (Semana Santa, puentes y parte del verano) con largos periodos de inactividad, donde el hotel cierra sus puertas por falta de oferta, como ha ocurrido en las últimas semanas, aunque el hotel volverá a abrir estas Navidades.

Con todo, los cuatro socios que forman la cooperativa se ven obligados a contratar a cuatro trabajadoras más en las épocas de alta ocupación. Son también mujeres que, como ellas, viven en los poblados del interior del parque natural, principalmente en Coto Ríos y la Loma de María Ángela, en el término de Santiago-Pontones. Algunos hermanos de las socias de Viola Cazorlensis son a su vez socios de otras cooperativas que operan en el entorno, la mayoría vinculadas al sector servicios.

"Aunque ha habido épocas en las que nos hemos desmoralizado mucho, hemos demostrado que somos capaces de gestionar una cooperativa y de tener un trabajo aprovechando los recursos de nuestra tierra, sin necesidad de emigrar a otros lugares", indica Isabel Morcillo, de 45 años y la única de las tres socias que está casada. Isabel tiene que compaginar su trabajo en el hotel con su familia. "Ser empresaria ya es algo difícil, y más cuando tienes que sacar adelante a una familia", subraya.

El año que ahora se cierra no ha sido bueno para estas empresarias, en parte por la incidencia del incendio que en septiembre calcinó unas 6.000 hectáreas y que se quedó a muy poca distancia del hotel La Hortizuela. Muchos turistas salieron despavoridos de sus alojamientos y la mayoría yo no volvieron.

Sin embargo, a pesar de todos esos inconvenientes, Faecta ha querido premiar el trabajo "en silencio, sin hacer ruido" de estas mujeres cooperativistas que han hecho posible una singular oferta de turismo rural cuyas principales señas de identidad son la tranquilidad y el silencio, dos de los aspectos que más valora el turismo de naturaleza.

La sociedad cooperativa andaluza Viola Cazorlensis es una de las 11.480 empresas de economía social existentes en Andalucía, lo que coloca a la comunidad andaluza a la cabeza de este modelo empresarial que, según la Administración, es el que mejor canaliza la actitud emprendedora y el autoempleo en la región.

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