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Netanyahu comienza a preparar al Likud para enfrentarse a Sharon

El líder conservador retirará del Gobierno a los cuatro ministros de su partido

Desde el 17 de mayo de 1999, fecha en la que perdió las elecciones ante el candidato laborista Ehud Barak, el conservador Benjamín Netanyahu alberga dos sueños: recuperar el liderazgo del Likud y volver a la jefatura del Gobierno israelí. Cumplido el primero, empezó ayer una carrera de 97 días para doblegar en las elecciones a Ariel Sharon, su eterno rival y líder del nuevo partido Kadima (Adelante, en hebreo).

Según todos sus asesores, la primera medida de Netanyahu ya está tomada: el abandono inmediato del Gobierno de los cuatro ministros de su partido. Una decisión que Bibi -como se le conoce popularmente- considera "necesaria y vital para ofrecer una alternativa verdadera a Sharon" e intentar lo que hoy día parece un milagro, que el actual primer ministro no sea reelegido.

Netanyahu estuvo ayer en la sede del Likud en Tel Aviv, concretamente en la planta 12, donde está situada la oficina de la jefatura del partido. "Vuelvo a este despacho tras seis años de ausencia. Espero comenzar desde aquí una campaña para que el Likud recupere el poder. Mi primera misión es limpiar el partido de los elementos internos que boicotean nuestros objetivos".

La decisión de abandonar el Gobierno -dejándolo en las manos exclusivas de los representantes de Kadima- es vista con recelo por algunos de los ministros del Likud. Su rival en las primarias, el responsable de Exteriores, Silvan Shalom, considera que la permanencia en el Gobierno es positiva para los intereses electorales. Y la opinión de éste es tenida muy en cuenta por Netanyahu, necesitado de apoyos moderados en un partido cada vez más derechista. De hecho, Netanyahu tiene previsto brindarle el número dos de la lista electoral con el objetivo de atraer el voto centrista, cada vez más alejado del nuevo Likud sin Sharon.

Pese a que Shalom juró fidelidad al líder electo, muchos militantes del sector más centrista del partido no ocultaban ayer su intención de darle la espalda en las elecciones del 28 de marzo. "Netanyahu y el llamado grupo de rebeldes ha conseguido que pasemos de ser una formación centrista con 40 escaños y un líder muy popular como Sharon a una facción derechista sin ninguna opción de gobernar", se lamentaba ayer Asher un veterano likudnick.

Netanyahu no ocultó ayer su preocupación ante el llamado "fenómeno Moshé Feiglin", e incluso contempla la existencia de posibilidades legales para expulsar del partido a este dirigente extremista que en las primarias se ha consolidado en la tercera posición con un apoyo del 12,4% de los votos.

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La ministra de Educación, Limor Livnat, aseguró ayer: "Haré todo lo que esté en mis manos para que este hombre no represente a mi partido. Sus ideas no tienen cabida en nuestro movimiento".

La elección de Netanyahu -que abandera una política económica thatcherista y defiende una actitud más dura en las negociaciones con los palestinos- y el ascenso de Feiglin sirvieron ayer de deseada munición para los partidos rivales. El viceprimer ministro y responsable de Economía, Ehud Olmert, se refirió a Kadima, el partido que ayudó a fundar junto a Sharon: "Será el gran beneficiado de lo sucedido en el Likud, pero no puedo ocultar mi tristeza porque la que fue mi casa durante tantos años se ha convertido ahora en un pequeño, insignificante y extremista partido".

El líder laborista, Amir Peretz, que como jefe del poderoso sindicato Histadrut mantuvo intensos enfrentamientos con Netanyahu (en su calidad de ministro de Economía), también celebró la victoria de su rival. "Le he llamado para felicitarle. Su victoria clarifica las opciones que tiene el elector. No hay lugar ya para la confusión en los comicios. Netanyahu es un ideólogo de la derecha más radical desde el punto de vista económico, social y político. Es el responsable directo de las medidas económicas más drásticas que se recuerdan y que han pagado las clases menos favorecidas".

En su lista de objetivos inmediatos, Netanyahu tiene que superar la pesadilla de los sondeos. Cambiar su inercia y orientación. Ayer, los principales diarios israelíes publicaban las primeras encuestas celebradas tras el derrame cerebral sufrido por Sharon. En todas ellas, el Likud obtiene sólo 13 escaños, los laboristas superan los 20 y Sharon obtiene alrededor de 40. Con esta abismal diferencia no es de extrañar que Netanyahu recordara ayer en su oficina de Tel Aviv: "La campaña será larga y difícil pero no imposible; somos la esperanza para que vuelva la seguridad y la estabilidad a nuestro país".

El primer ministro israelí, Ariel Sharon, lee un documento en su despacho después de salir del hospital.
El primer ministro israelí, Ariel Sharon, lee un documento en su despacho después de salir del hospital.REUTERS

Sharon sale del hospital

Tras 40 horas internado en el hospital Hadasa Ein Karem de Jerusalén, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, fue ayer dado de alta en medio de una gran expectación. El dirigente, de 77 años, vistió su mejor traje y se dirigió a los periodistas que le esperaban en un pasillo del hospital: "Veo que me habéis echado de menos", les dijo sonriendo. Los doctores confirmaron que "Sharon ya está recuperado y no tiene secuelas del leve derrame cerebral".

Las únicas palabras que pronunció ayer Sharon fueron de agradecimiento. "Estoy emocionado ante el apoyo que me han dado los ciudadanos de Israel", señaló antes de dirigirse al equipo médico: "Pese a que estar en un hospital nunca es un placer, he pasado dos días muy agradables en vuestra compañía". Los doctores, personal sanitario, enfermos y visitantes del hospital Hadasa suspiraron ayer de alivio, ya que el centro médico se había convertido en los últimos dos días en una fortaleza llena de policías, guardaespaldas y periodistas.

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