Socialistas vascos
El acuerdo presupuestario que mañana firman los socialistas vascos con el Gobierno de Ibarretxe permitirá a éste contar, por primera vez en seis años, con unas cuentas públicas que no sean fruto de prórrogas, cambalaches o despistes en la votación. Al margen de las borrosas explicaciones adelantadas por ambas partes, el acuerdo parece dirigido a escenificar la voluntad de reanudar la relación PNV-PSE rota por el Pacto de Lizarra. Que esta vez haya mostrado mayor interés en el acuerdo la dirección del PNV que el lehendakari y su gobierno es un síntoma de los cambios derivados de la elección de Imaz como sucesor de Arzalluz.
Zapatero buscó y obtuvo el apoyo del PNV a los Presupuestos del Estado, a cambio sobre todo de un acuerdo sobre la financiación del proyecto ferroviario conocido como Y vasca. Con ello, los socialistas buscaban una extensión de sus alianzas que les permitiera prescindir un día de ERC. Para trasladar ese acuerdo a Euskadi era imprescindible que el PNV regresase al autonomismo tras la radicalización soberanista de Lizarra; y nadie consideraba posible ese regreso sin una derrota electoral que llevase al PNV a la oposición. No ha habido derrota, pero sí un retroceso considerable de Ibarretxe. Insuficiente para cambiar de estrategia, pero ocasión para que Imaz emprendiera una suave ciaboga manifestada, por ejemplo, en la aceptación de que no se podía sustituir el Estatuto de Gernika sin un consenso cualitativo: que incluyera a PP y PSOE.
Esa ciaboga ha dado ocasión a su vez a Patxi López para ofrecerse al PNV sin mediar una renuncia expresa al soberanismo; con la idea (o el pretexto) de que librar al PNV de su dependencia respecto a los comunistas de las tierras vascas-Batasuna favorecería a Imaz frente a Egibar. Es una apuesta racional pero arriesgada. Por una parte, López ayuda a Ibarretxe a seguir gobernando como si tuviera mayoría, sin renunciar a nada ni comprometerse con el autonomismo en que se reconoce la mayoría de los vascos. Por otra, y en contra de su discurso electoral, el PSC transmite un mensaje de renuncia a configurar una alternativa al nacionalismo gobernante (aunque, contra lo que han dicho sus portavoces, eso no convierte al PP en única alternativa al PNV, pues no la hay sin los socialistas).
Una clave para valorar la apuesta será la actitud que, como resultado del acuerdo, adopte Ibarretxe respecto a los residuos de Lizarra visibles en el Presupuesto: las subvenciones a los familiares de los etarras presos, concesión en su día a una Batasuna que consideraba la dispersión una "política de exterminio", y ofensa a las víctimas que actualiza cada nuevo atentado de ETA, como el de este fin de semana en Guipúzcoa contra una empresa por resistirse a la extorsión; y la partida destinada a financiar Udalbiltza, en su origen instrumento de representación paralela para satisfacer la exigencia de reconocimiento político de Euskal Herria -con Navarra y País Vasco-francés- de ETA-Batasuna.
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