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Reportaje:LOS GUETOS EN ESPAÑA

Los suburbios empiezan a incubar la exclusión

Patricia Ortega Dolz

Hay gente en España que se levanta y, al abrir la ventana de un décimo piso, la vista se le pierde frente a un inmenso poblado de chabolas. Gente que sale a la calle y se encuentra, como parte de un paisaje tan natural como surrealista, a fantasmagóricos drogodependientes cabizbajos en la siniestra ruta en busca de su dosis. También hay quienes ven cómo sus hijos juegan en parques que parecen vertederos, o viven en casas compartidas y carentes de la mínima comodidad. O quienes no salen ni a tirar la basura por la noche por miedo a los atracos... Españoles y extranjeros con pocos recursos se reparten la marginalidad y la miseria que rodea nuestras ciudades.

Villaverde, en Madrid; Orriols, en Valencia; La Mina, en Barcelona; El Puche, en Almería; el Polígono Sur, en Sevilla, o San Francisco, en Bilbao. Cada vez más personas con menos recursos, según los últimos datos del INE, que hablan de un 20% de personas pobres en el país con un aumento de gente joven dentro de este colectivo.

La miseria, el paro endémico, la desaparición del comercio próximo, el fracaso escolar, la droga y la economía sumergida conforman el gueto
"Nuestro extrarradio tiene vida, con parques y tiendas. No son como los franceses, donde no hay nada, son una especie de barrios carcelarios", dice Pizarro
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La tensión en esos barrios se sostiene y se ha mantenido durante años, no sin incidentes. Sin embargo, las recientes revueltas francesas han dejado resaca. Las imágenes de la periferia de París ardiendo descontroladamente han dado la vuelta al mundo y han impregnado el aire de una sensación inquietante. Esa misma violencia empieza a temerse en otros países europeos. Bélgica se ha preparado. Romano Prodi, ex presidente de la Unión Europea, ha dicho: "No es sino una cuestión de tiempo". Y el portavoz del Gobierno alemán, Ulrich Wilhelm, lo ha visto como "una advertencia para todas las democracias". ¿Puede España vivir lo mismo?

Son muchos los que han analizado las causas de lo ocurrido en Francia y llegado a la conclusión de que son muy diversas y con un profundo calado social. El paro, las problemas derivados de la emigración, la carestía de la vivienda... Los centros de las ciudades han aumentado el nivel de renta y han expulsado a los menos favorecido a los márgenes, provocando una separación geográfica de clases, etnias y comunidades. Eso es el gueto: como señalaba el crítico y arquitecto francés François Chaslin, en París "todo ha contribuido a extender el sentimiento de gueto, y poco a poco la crisis del extrarradio se ha precipitado hacia el drama. La miseria, el paro endémico (con una media del 21% en estos barrios), la desaparición del comercio de proximidad ante los centros comerciales, las dificultades escolares, la droga, la economía sumergida..., todo ello los ha convertido en enclaves de exclusión".

EL PAÍS ha hecho una inmersión en barrios del extrarradio de capitales españolas con el fin de analizar su situación y tratar de ver si existen o no similitudes con los de Francia. El resultado nos sitúa ante una realidad distinta a la francesa, pero que debe mirarse en aquélla como en una especie de espejo del futuro para evitar repetir los mismos errores.

El estigma de la marginalidad, medida en parámetros como altos niveles de desempleo (cerca del 10% en España, pero superior en estos barrios periféricos), las bajas rentas (sueldos que no llegan a los 1.000 euros mensuales), las infraviviendas (abandonadas por los obreros e inquilinos primigenios y cedidas a aquellos que no pueden permitirse nada mejor), el fracaso escolar de segundas generaciones, la delincuencia, la alta concentración de inmigrantes económicos (en algunas zonas, cercana al 40%), los trapicheos de drogas (con grandes poblados chabolistas)... Todo eso pesa sobre esos barrios que crecen en los límites de nuestras ciudades. Controlarlos, ya no sólo policialmente, se termina convirtiendo en una prioridad obligada para evitar males mayores en un futuro no tan lejano.

"Las posibilidades de que lo acontecido en Francia se produzca en España son escasas, de momento. Los altercados sucedidos allí se vienen produciendo periódicamente. Pero, sobre todo, las raíces del problema se encuentran en una segunda generación de inmigrantes, franceses de nacionalidad y que reivindican ser ciudadanos de pleno derecho", dice Narciso Pizarro, profesor de Ciencia Política y Análisis de Redes Sociales en la UCM, en su regreso de Francia tras los altercados. "Nuestro extrarradio no lo conforman sólo inmigrantes; son barrios con vida, con parques y tiendas. No son como la banlieu francesa, en donde no hay nada, son una especie de barrios carcelarios", añade.

España, en donde los inmigrantes representan tan sólo el 8,4% de los 44 millones de habitantes (sólo 1,5% menos que en Francia), pero donde la población crece en gran parte gracias a ellos, no existen guetos propiamente dichos. No hay grandes barrios únicamente habitados por inmigrantes. Existen, en cambio, zonas o focos en donde se concentra un gran número de extranjeros, guiados por el trabajo y la mayor facilidad para acceder a una vivienda.

"Hace 30 años, los inmigrantes franceses encontraban trabajo. Ahora sus hijos no lo consiguen a veces sólo por su apellido o por su lugar de residencia, y no por una cuestión de currículo", dice Enrique de Montoya, profesor de Sociología de la Desviación en la UCM. "Nosotros nos podríamos encontrar, en una década, igual".

Competir por el mismo trabajo

En los últimos años, en los que la llegada de inmigrantes a España ha sido más fluida, ellos han ido ocupando empleos rechazados por los españoles. Desde la construcción hasta el servicio doméstico, pasando por el sector servicios. Pero los sociólogos alertan: la continua deslocalización de empresas está provocando la pérdida de empleos. La tasa de paro en España, según las últimas estadísticas del Ministerio de Trabajo, está cercana al 10% (igual que en Francia): más de dos millones de parados, de los que los inmigrantes suponen casi un 6%, y sin olvidar que de los 42.700 nuevos parados del último mes, el 30% son inmigrantes. "Los problemas vendrán cuando unos y otros compitan por los mismos trabajos. Entonces sí puede haber brotes xenófobos o revueltas. Será un clasismo disfrazado de racismo", insiste Montoya.

Los barrios del extrarradio de las ciudades son, en cierto modo, un indicador de los principales problemas que debe afrontar nuestra sociedad en un futuro. Conocer su realidad se convierte así en un punto de partida para dar soluciones y saber por dónde seguir.

Un coche quemado en Villaverde recuerda de forma inquietante la revuelta de los suburbios de París.
Un coche quemado en Villaverde recuerda de forma inquietante la revuelta de los suburbios de París.GORKA LEJARCEGI

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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