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Crítica:ROCK
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

¡Viva México!

Diego A. Manrique

Juan y La Bruja parece una de esas locuras musicales que se materializan milagrosamente. La materia prima son los torrenciales temas del cantautor mexicano Juan Carreón, que en Madrid convocó a músicos de su país; todos juntos -más el productor Alejandro Marcovich, ex caifanes- transformaron un repertorio trovadoresco en rock intenso. Lo del lunes era la presentación en sociedad de No vinimos de shopping, su estreno discográfico, con todo lo que eso comporta: mucho público encorbatado, mucha fémina piropeando al carismático Carreón, muchas cámaras. También hubo cierto agarrotamiento, propio de músicos que llevan dos años encerrados y desean complacer (y que prescinden del material más denso, como ese escalofrío llamado La yegua, a favor de las piezas con mayor pirotecnia). Aun así, aparte del magnetismo del cantante, impresionó el potencial de los instrumentistas, con mención especial al guitarrista Jorge Dragón Pointelín y al percusionista Eros Ortega. Y cuando parecía que el recital terminaba, saltó la magia. Aparentemente, Rafael Basurto apadrinaba el acto. El cabecilla de Los Panchos subió al escenario y, nada intimidado por el anterior despliegue de decibelios, se apoderó del recinto. Contó algún chiste, ironizó con la diferencia de años y alturas, se lanzó a cantar. Con el acompañamiento de unos espontáneos y del propio Juan Carreón, bordó un bolero, una ranchera y el himno México lindo y querido. Apoteósico: en las mesas resonó el clásico "¡Viva México, cabrones!", mientras desde arriba se respondía con el no menos sentido "¡Viva España!".

Juan y La Bruja

Galileo Galilei, Madrid. 12 de diciembre.

A Basurto se le llevaron sus representantes, temerosos de que aquello desembocara en una actuación completa. Juan y La Bruja volvieron a salir e intentaron reconducir el delirio, tocando Que no calle el mariachi, su homenaje a José Alfredo Jiménez, memorablemente evocado por Carreón como "el rolling stone que nunca llegó a tocar con los Rolling Stones". Y, tal como dice la letra, "el Dios de la parranda" nos arrebató.

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