Bush reconoce la muerte de 30.000 iraquíes

El presidente de EE UU, George W. Bush, reconoció ayer que unos 30.000 iraquíes han muerto desde la invasión de su país por parte de las tropas norteamericanas, en marzo de 2003. Bush hizo el cálculo tras pronunciar un discurso en el que animó a los iraquíes a votar en las elecciones parlamentarias del próximo jueves. El proceso electoral se vio empañado con el hallazgo de un nuevo centro del Ministerio del Interior iraquí en el que vivían hacinados más de 600 presos. Al menos 13 de ellos tenían señales de torturas.

En un discurso pronunciado en Filadelfia, Bush afirmó que, aunque las elecciones iraquíes "no serán perfectas", ningún país ha forjado una democracia "sin desafíos ni reveses". El presidente de EE UU calificó de "inaceptable" que haya torturas en las cárceles de Irak, y, a preguntas de la prensa, se atrevió a hacer un cálculo de los ciudadanos de ese país que han perdido la vida desde el comienzo de la ocupación. "Diría que unos 30.000, más o menos, han muerto como resultado de la incursión inicial y de la actual violencia contra los iraquíes", dijo.

Bush volvió a señalar que las tropas de EE UU saldrán de Irak a medida que se consoliden las instituciones y que mejore la capacidad de las fuerzas iraquíes para mantener la seguridad. Para el presidente de EE UU, "no hay termino medio: la opción es entre democracia y terrorismo".

El primer ministro iraquí, Ibrahim al Yafari, se comprometió a investigar lo sucedido en el centro de detención descubierto en Bagdad. Algunos medios de comunicación señalaron que varios presos habían sido víctimas de electrochoques y que algunos de ellos tenían las uñas arrancadas.

Ayer comenzaron a votar enfermos ingresados en hospitales, médicos, presos y militares. La primera jornada electoral se celebró con relativa normalidad, aunque 12 personas fallecieron en varios incidentes en distintas zonas de Irak.