Un punto de encuentro entre padres y profesores

Es una herramienta que sirve para que padres y profesores estén en contacto, o para que los alumnos planifiquen sus tareas, o para que los profesores tengan una visión global de la carga de trabajo de sus estudiantes, o para explicar las normas del centro, o para infundir en los escolares el amor por la lectura... Se trata de la agenda escolar, una iniciativa que cada vez más centros educativos, de todos los niveles, están poniendo en marcha por la funcionalidad que ofrece.

Tiene la forma de una agenda clásica, con sus hojas reservadas para que los alumnos apunten las tareas de cada día y puedan así organizarse el trabajo. Hasta aquí, nada la diferencia de una agenda normal. Pero si, además, se utiliza para estar en contacto con la familia del escolar, la cosa va mejorando. Hay una parte de estas agendas dedicada a ello. Los profesores pueden apuntar cualquier comunicación con los padres, desde que el alumno está un poco despistado en clase hasta que "no ha hecho los deberes", explica el director del colegio concertado Amorós, de Madrid, Leoncio Fernández.

La familia tiene que estar pendiente de las anotaciones, pero también al revés. Los padres pueden comunicar lo que consideren oportuno a los profesores. Los clásicos papelitos firmados que los niños llevaban al profesor como justificantes de una falta de asistencia, ya no son necesarios. La mayoría de estas agendas escolares tienen un apartado con plantillas preparadas para ello. En definitiva, es "un punto de encuentro entre la familia y el centro", explica Luis Meroño, impulsor hace nueve años de estas agendas en el instituto Sanje, de Alcantarilla (Murcia).

Ésta es, quizá, la mejor cualidad de esta iniciativa, pero sus usos no acaban ahí. Los alumnos deben llevar consigo la agenda todos los días para apuntar las tareas o la fecha de entrega de trabajos. Así, el profesor sólo tiene que echarle un vistazo para hacerse una idea de la carga de deberes global, de todas las asignaturas, de los estudiantes.

Estos dietarios llevan consigo todo tipo de información útil. La agenda del instituto Sanje tiene entre sus páginas un mapa del centro, sus normas internas o algunas respuestas a preguntas frecuentes; por ejemplo, a quién dirigirse si se tiene un problema con la matrícula. La del colegio Amorós añade un apartado de técnicas y estrategias del buen estudiante y, como se trata de un colegio religioso, otro en el que se explica esa condición y se añade una serie de oraciones y salmos.

Pero también pueden convertirse estas agendas en el motor y finalidad de otros proyectos. Es el caso de la de los colegios concertados laicos pertenecientes a la Fundación Hogar del Empleado, que utilizan el dietario como una herramienta de animación a la lectura. Con esa intención nació hace nueve años, explica Roberto Rey, director del Centro de Innovación Educativa de la fundación. En el curso actual, está dedicada a la poesía. Los alumnos recibieron el curso anterior un libro-cuaderno titulado Recado de escribir, en el que aparecía una selección de poemas universales de autores como Rafael Alberti, Gabriela Mistral o Miguel Hernández. En él, los alumnos podían escribir sus propios poemas. Una selección de estos trabajos es la que ha ido a parar a la agenda. Y otro punto de animación a la lectura: las efemérides que aparecen en cada uno de los días del dietario se corresponden con el nacimiento de escritores, de obras o de personajes literarios, además de artistas o músicos.