De diosa a diablesa
La actriz india Khushboo se enfrenta a una lluvia de demandas y protestas por desafiar el tabú de la virginidad hasta el matrimonio
El tabú de la virginidad sigue desatando pasiones en India, el país de los mil y un contrastes. La caja de Pandora la abrió esta vez la actriz Khushboo, de 35 años, y desató la ira de buena parte de los 63 millones de habitantes de Tamil Nadu (sureste del país), uno de los Estados más desarrollados del país.
Con el fin de calmar los ánimos mientras sigue su curso la lluvia de demandas "por difamación" presentadas contra Khushboo, el Tribunal Superior de Tamil Nadu ordenó el mes pasado a la policía que proteja a la actriz y presente un plan para impedir que las protestas se vuelvan violentas. Días antes otro tribunal había condenado a la actriz a no hablar de sexo prematrimonial.
Ante la polémica, pidió perdón y aseguró que sólo pretendía advertir contra el sida
Casada y madre de dos hijas, Khushboo, nacida en Mumbai (Bombay), ídolo de la juventud tamil en la década de los noventa, fue acogida con tal pasión entre esta etnia de religión hindú que hasta le consagraron un templo. Lo que evidentemente no esperaban sus fieles era que la diosa hiciese uso del don de la palabra para romper uno de los mitos más sagrados y más violados, según se desprende de una reciente encuesta en la prestigiosa revista India Today, que indica que entre el 20% y el 25% de las jóvenes indias practican el sexo antes de matrimonio.
En una entrevista sobre la libertad sexual en este país de casi 1.100 millones de habitantes, Khushboo se atrevió a decir: "La sociedad debe liberarse del pensamiento retrógrado de que una mujer ha de llegar virgen al matrimonio. Las mujeres, si deciden mantener relaciones sexuales antes del matrimonio, deben protegerse de embarazos no queridos y del sida. En estos tiempos, los hombres con educación no deben esperar que sus mujeres sean vírgenes a la hora de casarse".
El escándalo estaba servido. La entrevista, en la edición tamil de India Today, se publicó en septiembre y desde entonces se han escrito ríos de tinta en contra y a favor de la actriz, cuya casa en Chennai (capital de Tamil Nadu, antes llamada Madrás) es objeto de multitudinarias y reiterativas protestas. Khushboo, de origen musulmán, es acusada de haber dañado los valores y la cultura tamil.
De poco o nada sirvió que pidiese públicamente perdón, como le demandaban las Panteras Dalit de India, el movimiento político que encabeza las protestas. La actriz apareció llorosa por televisión asegurando que jamás despreció la cultura tamil y que sólo pretendía advertir contra el sida, enfermedad contra la que es una conocida activista.
Según el Gobierno indio, en el país hay 5,13 millones de adultos infectados por el VIH. Esto lo convierte en el segundo del mundo con mayor número de infectados, por detrás de Suráfrica, que tiene 5,3 millones. Las autoridades, sin embargo, no consideraban -hasta este año en que el primer ministro Manmohan Singh se puso al frente de la lucha contra el sida- la cifra alarmante porque afecta al 0,9% de la población adulta, en comparación con el 21,5% de Suráfrica.
"Incluso en las películas, nunca acepté un papel que menospreciara la imagen de la mujer. Tengo una gran estima por los tamiles y en especial por sus mujeres", dijo la actriz en su defensa. Sin embargo, son principalmente mujeres tamiles las que le lanzan huevos, tomates y zapatos. Claro, que también son mujeres y activistas de derechos humanos quienes recurrieron a los tribunales para demandar su protección.
En general, Khushboo recibió un apoyo limitado -incluido el del sindicato de actores- pero una de las voces que se ha alzado más firme en su defensa es la de Rasheeda Bhagat, escritora y subdirectora de The Hindu Busniness Line. Según Bhagat, este triste episodio dejó al descubierto el "doble rasero" de la sociedad india que, "como la avestruz" se esconde bajo la "tradición de pureza y castidad" para no ver lo que hacen sus hijas en las discotecas y aceptar una creciente pornografía que muestra una sexualidad de género, en la que el hombre es quien tiene libertad para practicar el sexo.
Hay quien argumenta que Khushboo fue elegida como chivo expiatorio de las disputas entre los distintos partidos políticos de Tamil Nadu, que preparan motores para las elecciones parlamentarias de 2006. Otros señalan que todo fue una venganza alentada por quienes concuerdan con el director y productor Thankar Bachan, que dijo que "las mujeres que actúan por dinero son equivalentes a prostitutas".
En plena revolución tecnológica y con un porcentaje cada día mayor de población expuesta a los valores occidentales, el país del Kamasutra se rebela contra la liberalización de sus hijas. Muchos intelectuales, sin embargo, opinan que Khushboo abrió definitivamente el debate sobre la virginidad.
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