La 'vendetta' llega a Arousa
Alarma por los ajustes de cuentas entre 'narcos' gallegos, que este año se han cobrado siete víctimas
El fiscal italiano contra la mafia, Pietro Grasso, acudió el pasado viernes a Vilagarcía de Arousa (Pontevedra), junto a su colega antidroga de España, Javier Zaragoza, para participar en unas conferencias con el ominoso título de Galicia, tabaco, cocaína, armas. Mientras ambos contaban sus experiencias, a apenas 10 kilómetros, en Cambados, un grupo de sicarios secuestraba a dos individuos relacionados con el narcotráfico, y los conducía a un molino abandonado. Antes de matarles de varios tiros en la cabeza y en el tronco, los amordazaron y los interrogaron a base de golpes. Luego prendieron fuego a los cadáveres.
En el ciclo en el que intervenían Grasso y Zaragoza se había ofrecido una cifra, 26 muertos en vendettas entre narcotraficantes en Galicia desde 1992, que se quedó vieja al poco de ser divulgada. Horas después, la Guardia Civil encontraba en el molino los cuerpos carbonizados de Ricardo Feijoo Vázquez, de 35 años, un conocido personaje del submundo de la droga en la Ría de Arousa, y su primo José Ángel Feijoo Abal, de 25. Con sus muertes son siete los asesinados por ajustes de cuentas en Pontevedra en el año más sangriento que se recuerda. Sólo uno de los crímenes, el de dos jóvenes de Arousa muertos a tiros por pistoleros colombianos, fue esclarecido. "Es muy difícil resolver estos crímenes", admite un alto responsable de la lucha contra el narcotráfico en la provincia. "La familia y los allegados no colaboran, porque tienen miedo y se impone la ley del silencio".
Ni las fuerzas de seguridad ni sus vecinos tenían a Ricardo por un gran capo. En realidad, la época de los grandes capos ya ha pasado en Arousa, y ahora abundan los tipos sin la notoriedad social de aquéllos y que se limitan a alquilar su flota de planeadoras a los carteles colombianos para alijar la droga en medio del Atlántico y transportarla a tierra. Su primo José Ángel era un novato en el negocio y tuvo la mala suerte de estar con Ricardo en su casa cuando se presentó un grupo de entre dos y cuatro sicarios que, según varios testigos, hablaban en francés.
Los investigadores sospechan que los pistoleros trabajaban para algún otro narco de la zona que les señaló el viejo molino, imposible de encontrar para un forastero. Tras el asesinato, huyeron a Portugal en un coche alquilado, que incendiaron después de cruzar la frontera. El hombre que alquiló el automóvil, un delincuente de poca monta de A Coruña, de 58 años, es el único detenido.
Aunque, de momento, las vendettas no han salido del círculo interno de las bandas, las autoridades y las fuerzas de seguridad admiten su preocupación ante la violenta escalada. "Más que nada, porque este tipo de crímenes afecta a la percepción de la seguridad que tienen los ciudadanos", señala el delegado del Gobierno en Galicia, Manuel Ameijeiras, quien resalta que, a pesar de todo, su comunidad es la cuarta con menor índice de delincuencia de España.
En Arousa, la inquietud también se mitiga por el convencimiento general de que la violencia es un asunto interno de las bandas, aunque el alcalde de Cambados, José Manuel Cores, avisa: "La situación es preocupante, por la brutalidad de los crímenes y porque se están convirtiendo en algo habitual. Y si no se resuelven, puede instalarse una sensación de impunidad".
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