El usuario del transporte público paga con el billete menos de la mitad del coste del servicio
Las aportaciones de dinero público han pasado del 50% al 56% en los últimos seis años
El transporte público no es caro. Al menos para el usuario de la corona central metropolitana, que cuenta con no pocos medios de transporte por un precio escaso. Pero ese precio no es el real: el servicio es deficitario y no funcionaría sin la aportación de las administraciones públicas (todas), que cubren lo que deja de pagar el usuario. La parte que se paga con impuesto es ya superior a la que paga directamente el usuario. El billete representa sólo el 44% del coste. El 56% restante procede del erario público. El peor índice de cobertura declarado es el de los autobuses urbanos en Barcelona.
El transporte público metropolitano financia su déficit con el contrato programa en el que se pactan las aportaciones de las administraciones local, autonómica y central. Mientras gobernó CiU, el Ejecutivo catalán se quejó de que el Gobierno central ponía poco dinero, mientras que los municipios, con el de Barcelona a la cabeza, criticaban la escasa capacidad negociadora del Gobierno de la Generalitat para conseguir más fondos.
Cierto o no, el dinero ha ido creciendo desde 1998 hasta ahora. El primer contrato programa cubría el déficit del transporte de los años 1998-2001. Las aportaciones públicas, en su conjunto, sumaron 254 millones de euros, mientras que los operadores lograron ingresar (por billetaje, publicidad y otros sistemas) 253 millones más. El trienio se saldó con una cobertura del 50%. Es decir, los ingresos de las compañías cubrían la mitad del coste del servicio.
El siguiente contrato programa abarcó el periodo 2002-2004. Las aportaciones públicas subieron hasta los 386 millones de euros. También aumentaron los ingresos de las empresas operadoras, pero no en la misma proporción, ya que sólo lograron 324 millones de euros. Se pasó a un claro desequilibrio: las aportaciones públicas fueron el 54% del coste del servicio.
El tercer contrato programa ya no es de tres años, sino de dos: 2005 y 2006. Las aportaciones públicas siguen subiendo: los 386 millones del trienio anterior pasan ahora a 488 millones para sólo dos años. También aumentan los ingresos de las empresas, pero menos. Los 324 millones de los tres años últimos se convierten ahora en 376 millones. En términos de porcentaje, la aportación pública sigue subiendo hasta el 56%, mientras que los ingresos de las empresas siguen cayendo de forma simétrica y se colocan en el 44%.Si se pregunta a los principales operadores (Renfe, TMB y Ferrocarrils de la Generalitat), resulta que todos tienen índices de cobertura mayores.
Ferrocarrils de la Generalitat declara un índice de cobertura del 76,85%. Renfe se sitúa en torno al 70%. Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), que gestiona el metro y los autobuses urbanos, confiesa un índice de cobertura del 63,7%. El anterior consejero delegado de la empresa, Emili López Bailón, aseguraba que el índice de cobertura de TMB era del 78% en el periodo 1998-2001.
¿Qué ha ocurrido para que TMB haya pasado de tener un índice de cobertura del 78% al 63,7%? El portavoz de la empresa pública municipalista no tiene una respuesta clara. Quizá, sugiere, los datos de López Bailón (aparecidos en una publicación del Ayuntamiento de Barcelona) no incluían la deuda histórica de la empresa ni el coste de los planes de pensiones de parte del personal al integrarse en el sistema general de la seguridad social. Si se tienen en cuenta estos datos, el índice de cobertura de TMB (lo que consigue a través del billete y otros ingresos, sin contar las aportaciones públicas), tampoco es del 63,7%, sino de mucho menos: del 50,7% para el periodo 2002-2004. La dirección confía en alcanzar el 51,8% en el periodo 2005-2006. En 2004, último año del que hay cifras globales, fue del 49,7% en toda la empresa y en autobuses, del 46,8%.
Ni TMB ni ninguna de las otras empresas supo explicar por qué si ninguna firma ingresa menos del 50% y varias lo hacen por encima del 70%, las aportaciones para cubir el déficit tienen que ser del 56%. El secretario de Movilidad, Manel Nadal, no quiere discutir sobre cifras particulares. Se limita a poner de relieve que la aportación pública es la que es y supone, en porcentaje, el 56%. Y vaticina que podría seguir subiendo, lo que sólo le preocuparía si no llevara aparejada la mejora del servicio.
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