Puertas abiertas al turismo

Por la confitería Sobrina de las Trejas de Medina Sidonia (Cádiz, 10.802 habitantes) desfilan estos días miles de visitantes en busca del alfajor, los amarguillos y las tortas pardas. Para agenciarse de un buen surtido de estas delicias o de yemas, pastas, polvorones y mantecados, el visitante debe colmarse de paciencia. Con suerte, tendrá que aguardar poco menos de una hora a que le llegue su número. Este lugar, enclavado en la plaza de España, pleno corazón del casco antiguo asidonense, se ha convertido en la Meca de la repostería de la provincia de Cádiz a la que peregrinan obligatoriamente todos los paladares ávidos de un manjar goloso. Esta es una de las herencias que los árabes dejaron en esta población y se ha convertido en uno de sus mayores atractivos turísticos.

Con todo, Medina es mucho más que sus inigualables dulces. Con la premisa de mostrar toda la riqueza histórica, patrimonial y artística de esta localidad, el Ayuntamiento ha auspiciado las I Jornadas de Puertas Abiertas. Del 3 al 11 de diciembre, coincidiendo con los puentes de la Constitución y de la Inmaculada, el consistorio intenta evocar la profusa historia de este municipio mediante una amalgama de actividades: exposiciones, conciertos, y mercados que pivotan en torno a seis rutas de lo más variopintas.

"Los asidoneses estamos trabajando por salvaguardar nuestra historia, tipología y costumbres planificando un desarrollo turístico sostenible para ofrecer un producto de calidad marcado por sus características medioambientales, históricas, artísticas; todo ello sin olvidar nuestra preciada gastronomía y repostería y, como no, la cordialidad y hospitalidad de las buena gente de este pueblo", explica el espíritu de esta iniciativa Francisco Carrera Castillo, alcalde de Medina Sidonia.

La ruta de la repostería es probablemente la más conocida y requerida. Arranca con Sobrina de las Trejas y sigue con la pastelería Nuestra Señora de la Paz, el Convento de San Cristóbal y la pastelería Lucas Hermanos. Concluye con Aromas de Medina en las afueras de esta localidad. En todos ellos, reina el alfajor, un dulce peculiar de indiscutible origen árabe que combina almendras, avellanas, miel y canela con una serie de especias, como el cilantro o el clavo, que le dan su sabor característico.

Para acompañar estos dulces, un chocolate caliente servido en alguno de los 27 bares que se reparten por las calles estrechas de Medina. En las diferentes salidas del pueblo, donde asoman numerosas ganaderías de toros bravos, se suceden dirección a Chiclana, Jerez o Vejer siete ventas en una ruta para levitar con un plato de tagarninas esparragás, los cocidos fuertes, alcauciles con chicharos, o caracoles y cabrillas.

Con el estómago saciado, bajaremos la comida persiguiendo las cuatro paradas obligadas de la cada vez más pujante artesanía asidonense gracias a los trabajos de caña. En Derrochan, La Almoneda, Artesanía Luis y Arte Sidonia encontraremos canastos, bolsos o cestas, así como zapatos y botos camperos a medida, hechos en cuero.