Balcón de civilizaciones

Medina Sidonia se levanta sobre la ladera de un monte a 339 metros sobre el nivel del mar, conocido como Cerro del Castillo, al sur de la ruta de los pueblos blancos. Situada en el centro de la provincia, esta localidad es, sin discusión, el balcón de Cádiz, a caballo entre la campiña y la sierra.

Punto de encuentro de diversas civilizaciones, Medina fue fenicia, romana y después musulmana, pero alcanzó su mayor esplendor al convertirse en sede del Ducado de Medina Sidonia. Conserva numerosos edificios y legados de interés por los que fue declarada Conjunto Histórico Artístico y obtuvo el Premio de Embellecimiento de los Pueblos Andaluces. Estos testimonios históricos cobran especial significado en las Jornadas de Puertas Abiertas, según detalla alcalde, Francisco Carrera.

El Conjunto Arqueológico Romano, con las cloacas, el puente o la calzada, del siglo I, nos trasladan al esplendor del Imperio de Roma. La ruta de monumentos eclesiásticos y civiles continúa con las ruinas del castillo árabe de Torrestrella, de los siglos XIII y XIV, y los arcos de la Pastora, Belén y Puerta del Sol, así como las Caballerizas del Duque. El recorrido sigue por la ermita visigótica de los Santos Mártires, del siglo VII; el monasterio de San José del Cuervo; el convento de las Descalzas, del XVII, y la iglesia de Santa María de la Coronada, de los siglos XV y XVI, uno de los ejemplos más significativos del gótico tardío gaditano. La ruta puede concluir en el Ayuntamiento, donde una exposición recuerda con documentos de varios siglos de antigüedad el glorioso pasado asidonense.

Gracias a la ruta de los patios, con 16 paradas, cubriremos el último paseo por Medina para comprobar la cordialidad y hospitalidad de sus gentes y cómo esta ciudad conserva intacto su sabor árabe y medieval. Sus estrechas calles, pendientes y escalonadas a veces, sus casas blanquísimas y de bellas portadas, desprenden todo el carácter de una ciudad árabe.