'Amélie' y 'Café irlandés'
EL PAÍS presenta mañana, viernes, y el sábado, por 5,95 euros cada una, dos comedias premiadas en numerosas ocasiones y con una gran aceptación popular
Coinciden esta semana en la colección de Cine Europeo las historias de dos muchachas que por distintas razones transforman el entorno en que viven. La primera de ellas, la francesa Amélie, es una chica ingenua que quiere hacer felices a los demás; la segunda, irlandesa, ha quedado embarazada de un hombre cuya identidad oculta. Dos comedias alegres, repetidas veces premiadas y merecedoras de grandes éxitos de taquilla.
Amélie (El fabuloso destino de Amélie Poulain, en su título original) fue nominada a cinco premios Oscar, entre ellos, el de mejor película extranjera; los premios César la nominaron a su vez en 13 apartados, ganando en 4 de ellos: mejor película, mejor director (Jean-Pierre Jeunet, autor también de Delicatessen y La ciudad de los niños perdidos, entre otras), mejor música y mejor diseño de producción. También fue la mejor película de 2001 en los premios europeos, con que asimismo fueron galardonados el director y la fotografía de Bruno Delbonnel, mientras que los votos del público la consideraron mejor película del año.
Un récord extraordinario de espectadores coronó los aciertos de la película que, curiosamente, había sido rechazada por el Festival de Cannes, lo que motivó un escándalo. "Es una película que rezuma luz y aire puro; está llena de grandes ideas", comentó Roger Ebert. Aunque algún crítico como Ángel Fernández-Santos reprochó que Amélie sólo consistía en "bonitas burbujas", reconoció que "no es menos cierto que le surgen brotes de vivísimos destellos de la solera de la vieja comedia de fantasía parisiense, hecha con rizos y más rizos de ingenio a ras de vida cotidiana, de aquellos que bordaron primorosamente en su tiempo gente de humor suave e inefable, como Colette y Marcel Achard. Y también, entre estos rizos, se abren paso ecos y aires de estupendo ingenio a lo René Clair".
Amélie (interpretada por la deslumbrante Audrey Tautou, "una cara fresca que transmite la impresión de que sabe un secreto que no es capaz de guardar") encuentra un buen día, por un agujero que hay en la pared de su casa, una caja roñosa en la que, sin duda hace tiempo, un niño guardó sus tesoros. Decide entonces encontrar a su propietario y devolverle de forma anónima sus antiguos secretos: ahí comienza la fascinante aventura de Amélie para hacer felices a los demás. "La película es un regocijo continuo de instantes únicos y reveladores, de ritmos visuales y armonías cromáticas", en opinión del crítico Santos Gargallo.
Por su parte, Café irlandés (The Snapper) obtuvo entre otros galardones el Goya a la mejor película extranjera del año 1995, la Espiga de Plata del Festival de Valladolid y el premio a la mejor actriz, y en el Festival de Toronto recibió el premio del público. Café irlandés significó el regreso a Inglaterra del director Stephen Frears tras su experiencia en Hollywood (donde filmó, entre otras, la excelente Las amistades peligrosas), recuperando en su tierra una forma de narrar "transparente, trepidante y escueta", en una película "de poco más de una hora y cuarto de duración, que, aunque producida por y para la televisión, encuentra en la pantalla grande su lugar natural, pues es cine químicamente puro, realizado con una maestría y una soltura insuperables", como escribió Fernández-Santos.
"Un filme que conmueve", en opinión de Luis Urbez, "ante todo por la cautivadora belleza interior de unos personajes entrañables, sin otro misterio ni fantasía que el realismo leve, callejero y doméstico con el que están tratados". Una soltera irlandesa de 20 años (Tina Kellagher) confiesa a su familia de clase obrera que va a tener un bebé. Desde ese momento y hasta el nacimiento del niño, la película sigue en tono documental las peripecias de la familia y especialmente del padre (Colm Meany) para proteger a su hija de las habladurías del pueblo. "Es un relato directo, hecho sin el menor preciosismo, cimentado en un guión literalmente perfecto, que contiene una docena de esbozos de seres humanos en auténtica carne viva", como se elogió en este periódico.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.