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Columna
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Viaje a China

Todo estaba anunciado y dispuesto, pero no podrá ser. Lo ha dicho Paul McCartney: no irá a China. Lo siente, pero los chinos no van a oír sus canciones porque no va a cantar en su país. Estaba preparado para hacer las maletas (o quizás las tenía ya listas), pero la visión de un vídeo clandestino en el que se mostraba cómo se las gastan con los perros y gatos en China lo ha trastocado todo. El ex Beatle hubiera viajado a China si el azar no le hubiera deparado ese vídeo en el que, al parecer, se asiste a una carnicería de perros y gatos con objeto de utilizar sus pieles. Visto lo visto, Paul McCartney no ha tenido más remedio que cancelar su viaje. Hubiera ido sin ningún problema, pero seguramente, como diría Ramón Irigoyen, estaba de Dios que no pondría sus pies sobre los adoquines de la Gran Muralla. Es una lástima. El viejo genio de la música popular seguro que lo siente. No sé si por los chinos, pero sí por los perros de los chinos o por los perros chinos. Y también por los gatos, seguro.

Lo que los chinos hacen con los animales, explicó Paul McCartney, "es horrible y primitivo, como de la Edad Media" El músico añadió que "si China quiere considerarse una nación civilizada tendrá que detener esto. ¿Cómo puede una nación anfitriona de los Juegos Olímpicos permitir que los animales sean tratados de esta manera terrible?". Por su parte, la señora McCartney comentó que "pueblos de otros países del mundo deberían ahora boicotear los productos chinos". ¿Ahora? La señora McCartney, en efecto, dijo ahora. De manera que ahora es el momento de meter en vereda a los chinos, por más que su portavoz de Exteriores, el señor Liu Jianchao, jure que el maltrato a los animales no es algo generalizado en su país. "Las mascotas son normalmente vistas como familiares y encantadoras". ¿Ha dicho encantadoras? Según los traductores, el señor Liu Jianchao dijo exactamente eso: encantadoras. Bien.

¿Y cómo ven los chinos a los chinos? Eso no lo ha contado el señor Liu Jianchao. Tampoco Paul McCartney y señora han dicho nada de los varios millones de chinos y chinas que viven, gozan, sufren, sobreviven y mueren en China. Lo cierto es que McCartney, que a estas alturas de su biografía es su propia figura de cera escapada del museo de Madame Tussaud, ha perdido una ocasión de oro para hacer lo que, por lo común, hacen todas las figuras de cera: estarse bien calladas y limitarse a sonreír y brillar sin terminar de derretirse nunca. Mala suerte. Los informes de Amnistía Internacional sobre la situación de los derechos humanos en China no han sido, al parecer, suficientes para que Paul McCartney y señora decidieran boicotear la celebración de los Juegos Olímpicos del año 2008. Ha sido necesario un vídeo gore de maltrato animal para que el viejo genio ponga el grito en el cielo.

China es uno de los países donde se producen más violaciones de los derechos humanos con ejecuciones, torturas y malos tratos, detenciones arbitrarias, desalojos forzados y repatriaciones internas para despejar el camino de los próximos Juegos de Pekín, restricciones a la libertad religiosa, violaciones graves de derechos elementales contra mujeres y niñas como consecuencia de la aplicación de la política de planificación familiar, esterilizaciones y abortos forzados y selectivos de fetos del sexo femenino y medidas de "limpieza social" que pondrían los pelos de punta al más recalcitrante relativista. Mientras tanto (mientras McCartney anuncia su boicot peletero), la Asociación Falun Gong de España denuncia la existencia de más de 200 campos de exterminio en China. Es verdad que el régimen comunista ha logrado sacar de la pobreza a 500 millones de personas, pero también es cierto que el trabajo, para la mayoría de los chinos, es lo más parecido a la esclavitud. Las normas de la OIT son papel mojado. La combinación del comunismo con el capitalismo más salvaje está dando excelentes y sobrecogedores resultados. No existe una distribución de la riqueza y, por lo tanto, como explicaba a este mismo periódico la semana pasada el presidente de la Asociación de Amigos de China, las posibilidades democráticas son complicadas. Sólo en el mes de abril de 2001 fueron condenadas y ejecutadas de un tiro en la cabeza o mediante inyección letal 480 personas. Por una vez McCartney no ha logrado mejorar el silencio.

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