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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Beneficios en gris

La exposición de las empresas españolas a los factores externos de la economía, como el precio del petróleo o el coste del dinero, suele afectar la evolución de sus cuentas de resultados más que las decisiones del Gobierno o los cambios en la política económica. Precisamente el encarecimiento del crudo explica la desaceleración del beneficio ordinario neto de las empresas. Según la información ofrecida por la Central de Balances del Banco de España que detalla los resultados de las 710 empresas más grandes del país, el crecimiento del tercer trimestre fue del 10,7%, frente al 14% registrado en el primer semestre o el 21,2% contabilizado en el primer semestre de 2004. Las cuentas del Banco de España confirman que las empresas sostienen el crecimiento brillante de los beneficios netos gracias a las plusvalías y a los beneficios financieros, y no estrictamente por la buena marcha de su negocio principal, y que el empleo mantiene ritmos satisfactorios de aumento gracias todavía al tirón de la construcción.

De la radiografía que hace el Banco de España de las grandes empresas españolas se deducen algunas conclusiones que matizan de gris la brillante trayectoria de los beneficios en los últimos trimestres. Quizá la que puede tener consecuencias más importantes a corto plazo es la tendencia a subir de los costes financieros, en parte por el aumento del endeudamiento. Es decir, las compañías dispondrán a partir de ahora de un margen inferior para asegurar sus ganancias y deberán afinar más las decisiones. Los márgenes pueden reducirse más todavía si el precio del petróleo tiende a subir. Naturalmente, las consecuencias serán más importantes en el sector industrial, pero, en general, es una advertencia preliminar que debería ser tomada muy en cuenta por todos los mercados.

No obstante, no hay razones para la alarma. En los próximos trimestres el panorama más probable es que los beneficios crezcan a tasas más moderadas que las de los últimos ejercicios, pero en ningún caso quedará significativamente deteriorada la rentabilidad. Conviene prescindir, pues, de esa tendencia al dramatismo que avizora cambios drásticos de ciclo económico en cada empeoramiento circunstancial de variables sobre las que las empresas carecen de control; como el petróleo o los tipos de interés, que están en la raíz de esta desaceleración.

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