Unas agresiones demasiado costosas
Las grandes compañías de Wall Street crean una alianza contra la violencia doméstica
Las empresas son un refugio para las víctimas de la violencia doméstica en EE UU. Es el lugar donde saben que están protegidas frente a los abusos físicos, morales y sexuales de sus parejas. Las grandes corporaciones de Wall Street, como Verizon, Kodak, Kraft o American Express, son conscientes del alcance económico del problema, y están adoptando políticas para prevenir este tipo de crisis.
Save Horizon lanza un programa para que los ejecutivos entiendan la importancia de este fenómeno y ayuden a sus empleados
El efecto de estos maltratos en la productividad de los empleados de EE UU se estima en más de 5.000 millones de dólares anuales
El Center for Disease Control (CDC) calcula que una de cada tres mujeres en Estados Unidos sufrirán algún tipo de abuso por parte de sus cónyuges a lo largo de su vida. Los datos hablan por sí solos. Un total de 1.300 mujeres murieron fruto de la violencia de género en 2003. En el caso de los hombres, la cifra se rebaja a las 440 muertes, según datos del Bureau of Justice Statistics. La National Crime Victimization Survey eleva a 691.710 los actos de violencia "íntima" graves registrados sin causa de muerte, de un total de dos millones de incidentes. Las mujeres son las principales víctimas (85%) y supone la primera causa de daño físico.
El coste derivado de este tipo de actos criminales supera los 8.300 millones de dólares anuales, según el CDC, de los que 6.200 millones están relacionados directamente con el asalto físico, 460 millones por violación, 461 millones por acoso y 1.200 en pérdida de vidas humanas. Esto se traduce en la pérdida de ocho millones de días de trabajo remunerado en Estados Unidos, el equivalente a 32.000 empleos. El Bureau of Nacional Affaires calcula el daño directo para las empresas -en horas de trabajo perdidas y productividad- en entre 3.000 millones y 5.000 millones de dólares anuales. La Nacional Crime Victimization Survey precisa que el 36% de las víctimas de un asalto sexual pierden más de 10 días de trabajo.
Estos cálculos no tienen en cuenta ni el daño físico, ni el sufrimiento moral, ni la pérdida de calidad de vida de las víctimas, que, según el Nacional Institute of Justice, podría elevarse a los 67.000 millones de dólares anuales. La organización Save Horizon recuerda que el 46% del empleo en Estados Unidos es ocupado por mujeres y precisa que los homicidios son la primera causa de muerte de las mujeres en sus trabajos, el 17% de los cuales son causados por sus propios cónyuges o parejas sentimentales. El pasado mes de octubre, Save Horizon lanzó un programa para ejecutivos diseñado para que entiendan el fenómeno de la violencia doméstica y ayuden a sus empleados. Al evento asistieron representantes de un centenar de grandes nombres de Wall Street.
Acabar con la lacra
Las corporaciones ya están actuando para acabar con esta lacra. Verizon, Kodak, Altria, Avon, Kraft, American Express y Cigna, entre otros grandes nombres del universo corporativo estadounidense, integran en Estados Unidos una coalición para la prevención de la violencia parental, dedicada a "reducir los costes y las consecuencias" en el trabajo de estos abusos. Insisten que no es "un problema doméstico" y que "afecta a prácticamente todos los negocios en Estados Unidos". Las encuestas de esta organización revelan que el 64% de las víctimas ve afectada su habilidad para trabajar, el 57% sufre de distracción y el 24% son incapaces de completar sus tareas. El 21% acaba perdiendo el puesto de trabajo.
Programas preventivos
En el caso concreto de Kodak, la compañía patrocina una web en la que enseñan a las menores de entre 11 y 14 años a identificar lo que puede degenerar en una relación "potencialmente agresiva". En paralelo, informa a sus trabajadores sobre cómo prevenir este tipo de situaciones, y facilita la asistencia a las víctimas. Cigna tiene canales de comunicación similares con sus 40.000 empleados. American Express, Verizon y Altria completan sus prácticas de comunicación internas con el patrocinio de seminarios de concienciación social ante el problema.
El mensaje que lanza esta alianza es simple: "Si alguien en tu lugar de trabajo sufre este tipo de abusos, no calles, dilo a un supervisor". Y también a los empresarios: "Si experimenta un incidente crítico relacionado con un caso de violencia doméstica, debe ayudar a la víctima a lidiar con la crisis". Sus estudios muestran que sólo el 46% de los afectados tiene acceso a algún tipo de programa de asistencia. Un porcentaje que choca con la percepción que tiene en la sociedad este problema, que se sitúa al nivel del terrorismo y el miedo a la pérdida del empleo. "El empresario debe responder ante el ambiente hostil que se crea", remacha Save Horizon.
El apoyo de los compañeros
La Alianza Corporativa para el Fin de la Violencia de Pareja (CAEPV, en sus siglas en inglés), llevó a cabo una encuesta, entre julio y septiembre de este año, en la que entrevistó telefónicamente a 1.200 trabajadores estadounidenses. La idea era averiguar lo que pensaban sobre la violencia doméstica como asunto laboral, y cómo había impactado en sus propios lugares de trabajo.
La asociación descubrió que el 44% de los encuestados aseguraban haber vivido los efectos de la violencia doméstica en sus lugares de empleo, y el 21% (tanto hombres como mujeres) se confesó víctima de este tipo de agresiones. Entre los encuestados, el 66% no creía que su empresa tuviera programa alguno de apoyo a las víctimas aunque un 61% pensaba que la actividad y reputación de la empresa mejoraría si lo tuviera.
La violencia doméstica es, de hecho, uno de los mayores problemas en cuanto a su impacto en el lugar de trabajo, para los encuestados. De hecho, el 67% cree que las víctimas buscan ayuda en sus compañeros y el 63% piensa que el problema les impide terminar a tiempo sus tareas. Por eso, el 43% de ellos consideró este problema "muy importante", junto a otras cuestiones como el terrorismo (44%) o inseguridad laboral (41%). Sólo los beneficios como la sanidad o la jubilación puntuaron más alto (63%).
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.