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La Fundación Carlos Álvarez decide su futuro tras dimitir el barítono

Las instituciones y patronos deberán disolver o refundir mañana la entidad

Javier Martín-Arroyo

La presentación el pasado miércoles del calendario de actividades de la Fundación Carlos Álvarez, creada para la difusión del bel canto en Málaga, escondía una traca final. Justo antes de finalizar el acto, el barítono, presidente desde hacía sólo ocho días, anunció su dimisión irrevocable y dejó a todos estupefactos. Tras la decapitación, el futuro de la entidad aparece borroso y necesitado de un impulso que relance un proyecto en coma antes de nacer.

En la reunión de mañana se formalizará la renuncia del barítono, y los patronos públicos (Junta, Diputación y Ayuntamiento) deberán optar por disolver la entidad o relanzarla bajo otra denominación, tras la expresa prohibición del cantor de usar su nombre. Las causas de esta crítica situación esconden presiones internas que se han tornado insoportables para Álvarez.

El futuro de los jóvenes valores de la lírica en el sur siempre ha sido frágil. Hace dos años, la profesora Emelina Fernández propuso crear una fundación para apoyarlos aprovechando el tirón de la figura del barítono malagueño, y éste aceptó el reto. Las instituciones recogieron el guante, ofrecieron financiarla, e invitaron a patronos privados a sumarse a la iniciativa con una estructura mixta. Para la gerencia, Álvarez propuso a Paloma Vázquez, persona de su confianza cuyo nombramiento el patronato aceptó, pero que ha recibido duras y veladas críticas, a través de filtraciones en la prensa.

"Me he inmolado porque creo que debía hacerlo, pero nunca entregaría la cabeza de Vázquez". El tono grave del barítono reflejaba que no hay vuelta atrás en su decisión. Su determinación llega como resultado de unos reproches que consideraban que el proyecto no era lo suficientemente ambicioso para el presupuesto asignado, y que pedían la sustitución urgente de la gerente. Su propuesta incluía el concierto inaugural, con la participación de Montserrat Caballé, el primer Concurso Internacional de Canto, el Proyecto Ópera de Bolsillo, las audiciones para el II Festival de Música Antigua, la coproducción de la ópera Macbeth y un programa de clases magistrales.

Los desencuentros entre los patronos y la gerente eran abiertos, y la administración de la fundación fue cuestionada por éstos desde el pasado mayo.

Abandono "tramposo"

"El ataque frontal a la figura de la gerente fue planteado de manera feroz. Si ella fuera despampanante todos pensarían que es mi amante", bromeaba. El barítono defendía que la dirección artística necesitaba una independencia lejos de una permanente fiscalización. "Desde que llegó, Vázquez ha tenido que defenderse de ataque que dudaban de su capacitación psicológica, y eso es muy grave", acusó.

La crisis se desató cuando cinco patronos privados anunciaron su marcha. "El abandono fue tamposo, porque no habían abonado su cifra prometida y no estaban en condiciones de reclamar nada. El presupuesto no era real y no contamos con un millón de euros tal y como se ha dicho", criticó Álvarez. El presidente de la Diputación, Salvador Pendón, anunció hace unas semanas que cedía la presidencia ejecutiva al cantor, que aceptó el cargo. Al mismo tiempo, la Junta y el Ayuntamiento se retiraron de la vicepresidencia para no entorpecer el protagonismo del artista, y huir de "la institucionalización de la entidad".

Sin embargo, esta retirada se interpretó como una desbandada ante las críticas surgidas. "Cualquier interpretación o manipulación que se hiciera por quién lo contó, estaba haciéndole un flaco servicio a la Fundación", afirmó el alcalde, Francisco de la Torre. Ante la noticia bomba de su retirada, los políticos han intentado atemperar los ánimos. Pendón instó a buscar una solución "que minimice el efecto de la renuncia". El vicepresidente, Manuel Sánchez Benedito, se mostró esperanzado: "Todo está en el aire", afirmó.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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