El tirón de las voces
Se encuentra Luisa Miller justamente a mitad de camino de las óperas de Verdi, si consideramos las fechas de los estrenos. Las circunstancias personales y sociales siempre han influido en las composiciones del autor, y en esta ocasión no fue una excepción: se estaba consolidando definitivamente la relación con Giuseppina Streponi; la situación política de reunificación italiana no estaba en su mejor momento tras las consecuencias de los hechos revolucionarios de 1848. Verdi afronta, en estas condiciones, un drama de corte trágico e intimista, sin coros patrióticos, en un momento artístico que va prefigurando su "trilogía popular". Faltaban solamente un par de años para Rigoletto.
Luisa Miller
De Giuseppe Verdi. Con Fiorenza Cedolins, Marcelo Alvarez, Roberto Frontali, Giacomo Prestia, Phillip Ens, Elisabetta Fiorillo e Itxaro Mentxaka. Coro y Orquesta Sinfónica de Madrid. Director musical: Jesús López Cobos. Dirección de escena: Francesca Zambello, realizada por Christian Räth. Producción de la Ópera de San Francisco. Teatro Real, Madrid, 1 de noviembre.
Las voces de la pareja protagonista tiraron de la representación y la sostuvieron a flote. Sobre todo a partir del segundo acto, donde el tenor argentino Marcelo Álvarez sacó sus mejores recursos líricos y musicales para la escena más conocida de la ópera: "Quando le sere al placido". Fiorenza Cedolins mostró temperamento dramático a lo largo de toda la representación. Uno y otra acusaron que estaban saliendo de una reciente indisposición, con lo cual seguramente irán a más los próximos días, pero es de agradecer que se echaran la responsabilidad a sus espaldas y convirtieran en un éxito una función que al final del primer acto no se veía nada clara. Incluso se entonó López Cobos, tan correcto, ordenado y refinado como siempre, y también con esa falta de un puntito de fuego -o de tensión si se prefiere- para sacar a la luz todos los conflictos anímicos y artísticos que esta ópera encierra. En cuanto a la puesta en escena, era como todas las de Francesca Zambello: eficiente y poco imaginativa, convencional y descriptiva por acumulación. No aportó gran cosa.
Pero por encima de otro tipo de consideraciones, la música de Verdi fluía, y para que así fuera, empujó con destreza todo el reparto vocal, con nombres de prestigio como los de Prestia, Frontali o Fiorillo, y con secundarios de lujo como Mentxaka. Orquesta y coro se mostraron disciplinados. Y hasta ciertamente notables en muchos momentos de una representación que al final resultó airosa, lo que en un Verdi como éste tiene mérito.
Babelia
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