El Ayuntamiento precinta Alcalá 20 tras adelantar los dueños la inauguración
La discoteca cambia de nombre en el último momento "para no herir sensibilidades"
La antigua discoteca Alcalá 20, rebautizada Adraba a última hora, anunció ayer por sorpresa su apertura, con tres días de adelanto sobre lo previsto y desafiando la prohibición del Ayuntamiento. Poco antes de la inauguración, sin embargo, tres funcionarios y tres policías municipales se presentaron en el local y entregaron a sus dueños una orden de "cese inmediato de actividad y precinto inmediato". Pasadas las doce de la noche, la sala no había llegado a abrir sus puertas. Sus responsables explicaron, eso sí, que le han cambiado el nombre "para no herir sensibilidades", algo en lo que no habían pensado hasta ayer. En aquella discoteca murieron 81 personas en un incendio en 1983.
El concejal de Centro, Luis Asúa, máximo responsable de conceder o denegar licencias de apertura en ese distrito, envió ayer por la mañana a la empresa fSmgroup -que se hizo cargo hace tres años del local de Alcalá 20 y ha invertido tres millones de euros en rehabilitarlo- un fax en el que le notificaba que la concesión de la licencia de apertura "ha quedado en suspenso", según declaró el edil a la cadena SER.
Asúa mantiene dudas sobre la seguridad del nuevo local, a pesar de que sus responsables presumen de que han instalado "el sistema de seguridad y antiincendios más moderno y avanzado de todo Madrid".
Hace una semana, Miguel Ángel Flores, presidente de fSmgroup, aseguró a este periódico que la nueva discoteca abriría sus puertas al público el 1 de diciembre, acogiéndose al silencio administrativo positivo (la licencia fue solicitada en julio).
Unos días más tarde la empresa confirmó esa fecha de apertura, aunque precisó que probablemente la víspera, el 30 de noviembre, habría un "pase privado".
Ayer, a las dos de la tarde, fSmgroup envió un comunicado a la prensa anunciando, por sorpresa, dos cosas: que la apertura del local se produciría esa misma noche y que la discoteca ya no se llamaría Alcalá 20 sino Adraba, "ante la sensibilidad que pudiera haber generado en algunos sectores el mantenimiento del nombre original". "No queremos herir sensibilidades", insistió un portavoz.
El alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, mostró el pasado jueves su "disgusto" por el hecho de que fSmgroup hubiera decidido mantener el nombre de Alcalá 20, "de tan dolorosa memoria para los madrileños", y agregó con evidente enfado: "No es una muestra de respeto hacia las personas que fallecieron como consecuencia de aquel incendio". Los responsables de la sala habían sostenido, hasta ayer, que cambiar el nombre de Alcalá 20 era contraproducente porque la gente acabaría poniéndole a la nueva marca la coletilla de "la antigua Alcalá 20, la discoteca que se quemó".
La precipitación ha sido tal que el nuevo nombre de la discoteca, Adraba, ni siquiera está puesto en la entrada de la discoteca, de forma que no hay modo de saber qué es lo que hay tras las gruesas puertas de acero que dan a la calle de Alcalá, junto al teatro Alcázar.
"Bueno, efectivamente hoy [por ayer] no esperamos que venga mucha gente, es un poco un día de prueba", afirmaba a media tarde Jorge Morales, abogado de fSmgroup, quien alegó razones "estrictamente empresariales" para justificar el cambio de día de apertura a última hora. "Es verdad que dijimos que se abriría el día 1, pero en realidad se habían barajado distintas fechas. Hoy [por ayer] se han reunido los responsables de la sala y han decidido abrir ya", dijo, sin explicar por qué ni siquiera se había producido el acto privado de inauguración.
"Peligro inminente"
Aunque en el comunicado enviado a los medios de comunicación no lo precisaba, Morales aseguró que la sala se abriría al público a las seis de la tarde; después la apertura se retrasó a las siete, y a esa hora un portavoz volvió a emplazar a los periodistas: "Abrirá a las doce de esta noche".
Pero, poco antes de las diez, tres funcionarios de la Junta Municipal de Centro, acompañados por tres agentes de la Policía Municipal, se presentaron en el local y entregaron a Morales un documento que decreta, al mismo tiempo, el "cese de actividad inmediato" y el "precinto inmediato" de la sala.
El documento señala que el Ayuntamiento aprecia "circunstancia de peligro inminente" en la apertura de la discoteca, "atendiendo no sólo a los trágicos antecedentes ocurridos en el año 1983, cuando en el local objeto del expediente fallecieron ochenta y dos personas en un incendio, sino también a que por la Administración municipal se está revisando todas las medidas de seguridad en materia de incendios". Y agrega: "Al respecto, por parte de este Distrito, se ha solicitado con fecha 17 de noviembre al Área competente en la materia [Protección Civil] aclaraciones sobre determinados aspectos que afectan a las medidas de protección contra incendios del local".
Mientras Protección Civil no resuelva esas dudas del concejal de Centro, Luis Asúa, éste no concederá la licencia de apertura. Un portavoz del Ayuntamiento explicó anoche que la orden de "precinto inmediato" permite a la Policía Municipal clausurar el local en cuanto éste abra sus puertas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.