El Cádiz aprovecha un despiste y la fatiga del Betis

Los jugadores del Betis afrontaron el partido de ayer con una actitud digna de elogio. Las muchas y señaladas bajas obligaban a olvidarse de dibujos o esquemas conocidos. Llorenç Serra Ferrer puso sobre el campo a los que considera mejores de entre los que le quedan sanos y les pidió que fueran ellos mismos. Dejó a su criterio la interpretación y manejo del partido. Juanito y Rivas, con Rivera por delante, ejercían de cimiento. Los laterales empujaban y ocupaban los extremos en el ataque, mientras los interiores se cruzaban sin cesar para desesperación cadista. En el minuto 7, Assunção batió por bajo a Armando tras una jugada con muchas y fáciles combinaciones verdiblancas.

Iván Ania se inventó un par de ocasiones, pero el Cádiz no supo descifrar el juego bético ni identificar sus debilidades. Los de Espárrago se dejaban arrastrar a su banda derecha cuando el camino expedito estaba en la que defendía Varela. Pero Espárrago aprovechó el intermedio para cambiar el norte de sus futbolistas.

Tras el descanso, el Betis comenzó a perder velocidad y concentración. Se olvidó del contrario y de que sólo tenía un gol de ventaja sobre el mismo. Rivera pagó los rigores de su trabajo y acabó en la ducha por dos amonestaciones. Espárrago machacó la banda de Varela y con dos pivotes asedió la portería de Doblas. En una jugada tonta, Juanito dejó escaparse a Estoyanoff y Doblas le hizo penalti. Fue el empate, pero el Cádiz pudo haber ganado y nadie se habría sorprendido.