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La nueva cárcel de Estremera comenzará a levantarse la próxima semana

La Dirección General de Instituciones Penitenciarias ha adjudicado a la constructora OHL, formada por las empresas Obrascon, Huarte y Lain, las obras del centro penitenciario Madrid VII, en la localidad madrileña de Estremera. Las obras comenzarán el próximo 2 de diciembre y, si los plazos previstos se cumplen, entraría en servicio en diciembre de 2007. De momento, las obras de allanamiento del terreno ya han finalizado.

El proyecto se enmarca dentro del Plan de Infraestructuras Penitenciarias presentado por el Gobierno central. La adjudicación de las obras ha corrido a cargo de la Sociedad Estatal de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios (SIEPSA), una sociedad anónima mercantil de carácter estatal constituida en 1992 para la construcción de cárceles.

El nuevo penal se asentará sobre una superficie de 21 hectáreas y tendrá capacidad para 1.008 presos. Constará de un edificio central de cuatro plantas y una altura máxima de 12 metros, más una torre de vigilancia que alcanzará los 50 metros.

La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid dio el pasado 7 de septiembre luz verde al proyecto de construcción. La declaración de impacto ambiental exige que el nuevo edificio "evite los materiales metálicos sin pintar que generen brillos" y utilice elementos constructivos que permitan su "integración paisajística".

14 módulos

El modelo de centro penitenciario, que con alguna pequeña modificación será levantado en Estremera, tiene 14 módulos independientes unidos mediante un entramado de calles y plazas y dividido en tres ejes: uno central, con los edificios de relación y servicios (talleres, polideportivo o enfermería), y dos laterales, de uso residencial. Todo el conjunto está rodeado por dos barreras de seguridad: una exterior, de 50 metros de ancho, controlada por la Guardia Civil, y una interior, de casi veinte metros, todo ello reforzado con diferentes barreras electrónicas.

Los módulos residenciales serán ocho, con un edificio donde se ubican las celdas -cada una de ellas con dos camas- frente a otro ocupacional, separado por un patio. Se trata de dotarles de la infraestructura necesaria para funcionar, cada uno de ellos, como una pequeña penitenciaría autónoma. Uno de ellos, el de aislamiento, destinado a los presos de máxima seguridad y los sancionados, tiene una estructura ligeramente distinta. Tiene dos plantas con seis galerías cada una. Éstas constan, a su vez, de dos patios: uno de luces para las celdas y otro de paseo.

Instituciones Penitenciarias ha concebido este centro para facilitar a los internos el acceso a la educación, al trabajo, a actividades de recreo, como la práctica de deporte, y la asistencia sanitaria, incluyendo programas de rehabilitación para drogodependientes. Para hacer todas estas actividades, el centro cuenta con un pabellón polideportivo y sociocultural.

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