_
_
_
_
TERRA MÍTICA BAJO SOSPECHA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Despeje a córner

Miquel Alberola

El jarro de agua mineral con el que un ujier llenaba los vasos del friso de la Mesa de las Cortes, antes de la sesión de control al presidente, era insuficiente para deglutir el estofado previsto. Francisco Camps tenía que dar cuenta sobre el fandango del Ivex. Además, la suerte le había centrado a Joan Ignasi Pla un balón al punto de penalti con el fraude de las facturas de Terra Mítica. Sólo tenía que rematarlo. Esta munición se añadía al fuego cruzado de los mapas de corrupción, y, sin duda, la sangre salpicaría. Varios consejeros se pusieron de alfombra de Camps para acolcharle su acceso al hemiciclo, pero entonces la zaplanista indomable Elvira Suances, la de la foto, irrumpió por encima con el pelo suelto y el wonderbra muy estrangulado, remachando su silueta como si esas fueran sus credenciales. La sangre ya se había cuajado. Y si faltaba algo, pasó Julio de España con la chaqueta más larga por delante que por detrás, escorado como un camión con el cigüeñal roto. Tras la campechanía previa al mazazo de salida subió Serafín Castellano para ensalzar el valenciano por haber entrado en el Comité de las Regiones, pero lo esquilmó con su agreste locuacidad y sacó la zanahoria del imperialismo catalán, coronando su intervención con frases cantinflescas. Luego llegó Camps, se blindó la pechera con medallas y le inyectó una sobredosis de solemnidad a su eléctrica coreografía. Incluso se le puso el escorzo ecuestre, como si fuera una estatua de Jaume I en la Grande Place de Bruselas. Y ahí le lanzó Pla el tarugo del Ivex para apearlo de la grupa psicológica sobre la que cabalgaba. Le recordó que dijo que asumía la gestión del Ivex de la A a la Z, enumeró sus irregularidades, le restregó que Carlos Fabra estaba en los juzgados y le exigió una comisión de investigación para evitar que la senda de la pasividad le llevara a la de la complicidad con los corruptos. Pero despreció el balón de Terra Mítica. Camps sacó el botijo sudado con agua del trasvase del Ebro para apagar ese fuego, proyectó una sombra de duda de los socialistas en Orihuela y sacó de la chistera una comparativa del CIS según la cual la preocupación por la corrupción de los valencianos había pasado del 47% de la época socialista al 0,4%. Incluso sacó a Montilla, como si se hubiese estado calentando en las llamas de la Cope. Joan Ribó anilló un rosario con los asuntos de Luis Fernando Cartagena, José Emilio Cervera, Carlos Fabra, José Manuel Medina, Pedro Ángel Hernández Mateo y le arreó a Camps sobre el yelmo dragonado. Y entonces le preguntó por las facturas de Terra Mítica. El presidente se repuso y despistó que no había entendido la pregunta. Ribó intensificó el tono y se permitió regalarle el código ético del PP para que lo aplicase, pero Camps le llamó demagogo, sacó el ventilador y silabizando como en una guardería proclamó: "No hay nada". Despejó a córner y le aplaudió hasta Suances.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_