"Ya tengo alas para volver a volar"

Una de las protagonistas de Princesas, la última película de Fernando León, dice que no existe lo que no se nombra. Luisa Puche García tiene 49 años y, en su casa, su ex marido es "el innombrable". No se menta a la persona con la que Luisa ha estado casada más de 20 años.

Durante ese tiempo, esta mujer de Torredelcampo (Jaén) y que reside en Córdoba, sufrió los accidentes más absurdos, como romperse ella sola media boca con el palo de la fregona. En dos ocasiones, su ex marido cogió un arma blanca para intentar "asesinarla", Luisa se atrevió a denunciarlo y los jueces lo declararon culpable de malos tratos.

En 2002, un juez dictó una orden de alejamiento que impedía "al innombrable" acercarse a menos de 500 metros de ella, pero el pasado 17 de septiembre esta medida caducó. Luisa dice que no tiene miedo por ella. "Tengo miedo de que mis hijos sientan miedo por mí".

"Durante los 22 años en los que estuve casada, era la capitana de un barco que tenía que salvar... Pero no me daba cuenta de que aquello era un submarino hasta que me vi hundida y a mis hijos hundidos conmigo. Ellos me han dado la fuerza".

Luisa se casó a los 22 años, embarazada después de un noviazgo de ocho meses. Cuenta que siempre había sido una persona extravertida que disfrutó en su familia de mucha libertad. Empujones, insultos, imposiciones... "Ya cambiará", pensaba Luisa. Pero no cambió. "Decidí romper con aquello en el momento en que me convencí de que haría lo que quería y no lo que debía". Decidió romper por sus cuatro hijos. "Ellos también sufrieron malos tratos", afirma Luisa.

Esta mujer encontró apoyo en las instituciones públicas. Durante su matrimonio no pudo trabajar, pero, a través del Instituto Andaluz de la Mujer recibió un curso de formación de camarera. Desde hace un año y dos meses, trabaja en un restaurante del centro de Córdoba. "¿Sabes lo feliz que soy cuando llega fin de mes y tengo 20 euros en el bolso con los que no tengo que pagar ninguna deuda de mi ex en un bar?". Luisa todavía recibe tratamiento psicológico, pero dice que ya tiene "alas para volar".