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Entrevista:Patricia | Dependienta de supermercado | DÍA INTERNACIONAL CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES

"El daño que te hacen por dentro es peor"

A Patricia, su marido sólo le agredió físicamente una vez. Un puñetazo. Sólo uno. Rotundo y enérgico. "Me lo dio como si se lo hubiese dado a otro hombre", apunta la mujer. Aquella fue la última vez que Patricia estuvo herida, pese a que retiró la denuncia. Ese mismo día acudió a Comisaría y su marido, vecino de Almería, jamás volvió a tocarle un pelo. Sin embargo, la agresión psicológica, muda y corrosiva, arrancó el alma de esta colombiana de 34 años hasta límites insoportables.

A Patricia, su agresor la perseguía por el niño que tienen en común de cinco años y le decía que la iba a matar. Puso tres denuncias más por esas amenazas y, en la propia Comisaría, la orientaron para que acudiera al Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) en Almería. "Estoy superagradecida al instituto. Si no es por ellos, yo me hubiera hundido", reflexiona. Patricia y su hijo se trasladaron a la casa de emergencia que el IAM tiene en Almería con 17 plazas. Y allí permaneció unos 20 días. Finalmente, Patricia se desplazó a la Casa de Acogida que el instituto tiene en Málaga. Mientras estuvo allí, se celebró el primer juicio por las amenazas recibidas del que su marido salió absuelto. "No había pruebas físicas, pero el daño que te hacen por dentro es peor", dice la mujer.

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Patricia regresó a Almería. Fue seleccionada en el Plan Cualifica de la Junta de Andalucía y durante seis meses recibió un curso remunerado de auxiliar de industrias alimentarias. También fue ayudada con la Renta Activa de Inserción (RAI), destinada a desempleados con especiales necesidades económicas y dificultad para encontrar empleo del Ministerio de Trabajo. Patricia también optó a una ayuda del propio IAM de 1.800 euros cuando llegó de Málaga con sólo 20 euros en el bolsillo. "Con eso yo pude alquilar el piso en el que ahora vivo con mi hijo", explica. Las últimas amenazas que recibió de su marido se produjeron hace más de un año, cuando Patricia le reclamó la pensión de 250 euros para su hijo. Patricia se considera afortunada por la ayuda recibida aunque planea sobre ella la sombra del miedo por la experiencia vivida.

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