"Me encantaría gritar todo lo que me ha pasado"
María tiene 32 años pero ha empezado a vivir hace exactamente un año y dos meses.,el día que presentó ante la guardia civil una denuncia contra su marido, que había estado maltratándola 14 años. En ese instante, se desmayo. "No podía respirar. No podía dormir. Le quería con toda mi alma y me daba miedo que me dejara. Hoy me encantaría gritar lo que me ha pasado y sólo deseo que él se case y se olvide de mi y de nuestro hijo", afirma. El niño tiene tres años "y por fin, ha empezado a reírse". María ha vuelto a su pueblo. Hace dos semanas el juez le ha retirado la orden de protección y su agresor ya ha sido visto por vecinos y conocidos cerca de su casa. "Él sabe donde trabajo y donde vivo. Yo necesito esa orden de protección".Y por eso María día a día está convenciéndose de que tiene que irse.
María ha pasado tres semanas en un piso de emergencia de la Junta y un año en una casa de acogida. "Allí es donde empiezas a creer en ti. Sin las personas que trabajan allí yo no hubiera podido seguir. Ellos me han guiado. Son ángeles".
Se llevó la primera patada en la cabeza cuando llevaba dos años con el padre de su hijo. Aquella fue la única vez que él le pidió perdón. Durante esos 14 años de noviazgo y matrimonio siempre era ella la que acababa disculpándose. Y lo hacía incluso cuando él le gritaba que la iba a quemar viva. "Yo no tenía dinero. El frigorífico me lo llenaba mi familia. No me relacionaba con nadie. No me arreglaba. Me peleaba con los míos por defenderle. Hasta que me amenazo con quitarme al niño. Ese fue el día que mi hermana consiguió que yo pusiera la denuncia".
Hoy María trabaja y e desea llegar a casa para abrazar a su hijo y reírse con él. "Estoy ilusionada. Me gusta lo que hago y me gusta que la gente me quiera".Pero María se queja de lo injusto que es tener que probar en el juzgado todo lo que le ha pasado cuando su ex pareja llegó a decirle a su madre que le iba a dar una muerte tan lenta que parecería un suicidio. Por eso sabe que "la lucha no se termina y me queda mucho".
El juicio penal todavía no se ha celebrado y a María, desde hace dos semanas, nadie la protege.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.