Un vertido químico deja sin agua potable a millones de personas en el noreste de China
El Gobierno local silenció el derrame de benceno, ocurrido hace 10 días por un accidente
Harbin, capital de la provincia Heilongjiang, en el extremo noreste de China, una ciudad de 3,5 millones de habitantes, se ha quedado sin agua. Las autoridades han cortado el suministro para evitar que llegue a los grifos el agua contaminada del río Songhua. Hace 10 días se produjo una explosión en una planta química en Jilin, capital de la provincia del mismo nombre, situada 350 kilómetros aguas arriba, pero el Gobierno local negó que tuviera efectos sobre el medio ambiente. Ayer, el Gobierno central admitió que debido al accidente se vertió benceno (un potente cancerígeno) al río.
La Agencia Estatal para la Protección del Medio Ambiente aseguró que el nivel de químicos encontrados en el río cerca de donde ocurrieron las explosiones era hasta 108 veces superior al admitido. Sin embargo, añadió, la concentración ha disminuido a medida que las aguas han descendido por su cauce.
El Gobierno de Heilongjiang dijo que el tramo de agua contaminada, de 80 kilómetros de longitud, alcanzaría Harbin alrededor de las cinco de la mañana (10 de la noche de ayer en la España peninsular), y que terminará de pasar el sábado. Ante la inminente llegada, las autoridades locales ordenaron suspender el suministro a toda la ciudad desde las cero horas de ayer y aconsejaron a la gente que se mantenga alejada del río para evitar el contacto con posibles vapores nocivos.
Antes de que fuese dada la orden, muchos residentes, atemorizados, se lanzaron a los supermercados para acaparar botellas de agua mineral -cuyos precios se dispararon- y comida. Los rumores sobre un corte inminente habían comenzado a correr el pasado fin de semana, pero el secretismo y la falta de información fue tal que llevó a algunas personas a pensar que se iba a producir un terremoto, por lo que corrieron a acumular víveres.
La situación recuerda la producida en 2003 durante la epidemia de SARS (síndrome respiratorio agudo y grave en sus siglas en inglés), cuando China ocultó hasta que le fue imposible seguir haciéndolo que tenía cientos de enfermos de SARS en los hospitales. Los rumores de que Pekín iba a ser aislado del resto del país hicieron huir a miles de personas de la capital, mientras otras hicieron acopio de grandes cantidades de comida.
En esta ocasión, el agua contaminada ha atravesado dos grandes ciudades como Songhua (cerca de tres millones de habitantes) y Zhaoyuan (medio millón) antes de que el Gobierno admita el problema.
Algunos ciudadanos -desconfiados de lo que dicen los líderes- han optado por huir de Harbin, metrópolis cuya población supera los nueve millones si se incluyen los suburbios. "Han dicho que el corte de agua es por cuatro días, pero ¿qué ocurrirá si dura más?", preguntaba ayer en la televisión estatal una chica, que salía de la ciudad en coche. Otra gente se ha ido en tren o en avión.
El suministro fue reanudado temporalmente durante algunas horas de ayer para permitir a la gente almacenar agua en barreños, cubos y bañeras.
Los colegios han cerrado una semana. Las autoridades están enviando agua embotellada de otras provincias, y se están perforando pozos. Quince hospitales han sido puestos en estado de alerta, en previsión de intoxicaciones.
Rusia mostró preocupación ante la posibilidad de que la contaminación afecte al suministro de la ciudad de Jabarovsk, en la frontera entre los dos países, varios cientos de kilómetros aguas abajo de Harbin.
El accidente que se produjo en Jilin hace 10 días ocurrió en una planta petroquímica de la compañía Petrochina, que produce benceno, a cientos de metros del Songhua. Costó la vida a cinco personas y obligó a evacuar a más de 10.000 por miedo a los gases tóxicos. Las explosiones se debieron a una errónea manipulación de productos químicos por parte de algunos trabajadores, según el departamento de Seguridad del Gobierno provincial.
La situación en Harbin revela el grave problema medioambiental que ha provocado en China el fuerte desarrollo industrial experimentado en las dos últimas décadas. Alrededor de 180 millones de personas, de una población total de 1.300 millones, no tienen acceso a agua potable debido a problemas de polución. El río Songhua es uno de los más contaminados del país, según aseguró en julio pasado el Banco Asiático de Desarrollo.
El Ministerio de Construcción afirma que China necesita invertir dos billones de yuanes (210.000 millones de euros) hasta 2010 para mejorar la calidad y el suministro de agua a sus ciudades.
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