En Alcobendas, también
El 20 de noviembre fui con mi padre a urgencias, tenía abones por todo el cuerpo y me costaba oír por un oído. Al entrar, fui a recepción, presenté mi caso a la auxiliar administrativa advirtiéndola de que era alérgico al huevo y que necesitaba una inyección ya. Ella, con toda la chulería del mundo, me dijo que me pusiera a la cola y que ella vería si me ponía azul. Tras lo cual mi padre, acreditándose como médico le advirtió de que corría peligro mi salud. La auxiliar no le hizo caso e insistió en que esperara un turno.
Entonces mi padre, desesperado, se fue a buscar un médico, el cual ante la dramática situación me atendió sin demora, mientras la administrativa había ordenado a la Policía Nacional parar a mi padre que buscaba al médico. Al final la señorita excusándose con una crisis de ansiedad se negó a darnos su nombre para interponer la denuncia correspondiente. Una reacción alérgica sin tratar a tiempo puede matar a una persona.
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