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ILUSIÓN ROBÓTICA | AULAS

Universitarios gaditanos fomentan la robótica como creadora de empleo

La Asociación de Microbótica, con 25 miembros, pide ayuda a la UCA para sus proyectos

Alumnos gaditanos han creado la Asociación de Microbótica de la Universidad de Cádiz (Amuca) para coordinar el esfuerzo de un grupo de estudiantes, fundamentalmente de la Escuela Superior de Ingeniería, en sus trabajos sobre robótica. Proyectos como el de Daniel Berdugo, que acaba de terminar la pierna de un humanoide; Daniel Quintero, quien ha finalizado un robot con una cámara capaz de moverse siguiendo colores, o Rafael González, quien ha diseñado su particular invento tecnológico a partir de una antigua videoconsola Nintendo DS, que ha reconvertido en la mente que lo mueve.

La idea de la asociación es avanzar en estos prototipos y sentar la base de su futuro laboral. Su presidente es José Alfonso Pichardo, quien espera que la nueva organización, que ya tiene 25 socios, sirva "para consolidar proyectos, canalizar ayudas de la Universidad de Cádiz (UCA) e impulsar los trabajos que se hacen desde la provincia". Se enfrentan a varias dificultades: la falta de espacio en su escuela y el elevado precio de los trabajos tecnológicos.

Los estudiantes gaditanos han tenido que valerse de su ingenio y sus propios medios para poder arrancar en el competitivo mundo de la robótica. Sus inventos son un buen ejemplo. Sistemas informáticos reciclados, piezas de los juegos de construcción de Lego, cables usados o motores de aeromodelismo son algunas de las herramientas que han utilizado para poder terminar sus prototipos. Todo sufragado con sus propios recursos económicos. De ahí que uno de los retos de la asociación, sea conseguir de la UCA subvenciones para material, al menos de 600 euros. Lo suficiente para poder trabajar en condiciones.

Pero hay más objetivos. Quieren participar en certámenes como el Hispabot o la Campus Party. "Tenemos un buen nivel y es conveniente conocer lo que hacen otros y que nos conozcan a nosotros", asegura Pichardo. También quieren demostrar que su afición a los robots es más que un simple hobby. "Estamos obteniendo aplicaciones muy novedosas que esperamos convertir en un futuro en la base de una empresa", se marca como reto.

El empuje de la asociación ha servido para que la escuela haga un sitio a sus robots. No es más que un pequeño cuarto a modo de laboratorio. Reconocen que "es mucho" para un edificio obsoleto y pequeño para las necesidades de profesorado y estudiantes.

Daniel Quintero tiene 27 años. Su robot, capaz de moverse al ritmo que le marcan objetos de colores, ha provocado la admiración y el interés de sus compañeros. "He trabajado en él durante dos años, sobre todo, en mi casa", explica. Su compañero Daniel Berdugo, de 25 años, ha tardado unos nueve meses en culminar su pierna de humanoide. "Mi idea es hacer un humanoide completo de algo más de un metro de altura", dice Berdugo. Su robot es capaz de dar patadas con ímpetu gracias a sus articulaciones. Dobla la cadera, la rodilla, el tobillo e incluso los dedos de los pies. Berdugo es consciente de que las dificultades se multiplicarán, pero el éxito de su pierna le anima a intentarlo.

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Daniel Quintero ha dado ojos a su robot. Daniel Berdugo ha diseñado una pierna y Rafael González ha hecho de una videoconsola el cerebro de su prototipo. Todos siguen el desarrollo de sus compañeros y comparten datos por Internet. "Son alumnos que dedican mucho tiempo a este trabajo, incluso demasiado", señala el subdirector de Investigación de la Escuela, Arturo Morgado.

El sistema de visión puede tener muchas utilidades. Por ejemplo, mecanismos similares se utilizan en las grandes empresas de fruta para la identificación automática de productos. La máquina, a través de los colores, selecciona sólo la buena fruta. La pierna robótica puede servir para la ortopedia y la biomedicina. Los robots motorizados, capaces de salvar obstáculos y moverse siguiendo líneas, funcionan para sistemas artificieros. De momento, los alumnos ensayan con prototipos pero creen en el uso real de sus proyectos. Para que nadie diga que sus robots son juguetes.

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