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Entrevista:JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ | Presidente estatal de los directores de instituto

"Los políticos no confían en nosotros"

Carmen Morán Breña

Los directores de los institutos quieren el poder ejecutivo de los centros, "siempre bajo control, claro"; solicitan al Gobierno que los programas de formación profesional se adelanten a los 15 años y preferirían que el bachillerato fuera un poco más largo. Sienten que sus reivindicaciones no son escuchadas y que los políticos no confían en ellos. Así lo explica José Antonio Martínez, director del instituto madrileño Pío Baroja y presidente de la Federación de Directivos de Centros Públicos (Fedadi), a la que pertenecen asociaciones de varias comunidades españolas, entre ellas la de Madrid, que él mismo preside.

Pregunta. Ustedes no fueron a la manifestación contra la Ley Orgánica de Educación (LOE).

Respuesta. No estamos de acuerdo con ella. La elección de centro educativo no puede ser un derecho absoluto y la Religión no plantea problemas, la estudia quien quiere.

P. También se manifestaban por el fracaso escolar.

R. Somos críticos con la ley, pero tiene elementos importantes para luchar contra el fracaso. Por ejemplo, evaluaciones de diagnóstico para detectarlo cuanto antes y combatirlo. En secundaria se favorecen agrupaciones flexibles de alumnos para tratar los problemas educativos, como la diversificación curricular, programa que ha sido exitoso. Todo esto es para paliar el fracaso escolar. Sin embargo, pedimos que los programas de Formación Profesional se puedan adelantar a los 15 años en casos excepcionales.

P. ¿Y quién decide cuándo son casos excepcionales?

R. Los profesores, los orientadores, los padres y los alumnos.

P. Se quejan también de que el bachillerato es muy corto.

R. El más corto de los países de nuestro entorno. Podría aumentarse por arriba, es decir, hacia la universidad, sin necesidad de rebajar la edad de enseñanza obligatoria.

P. ¿Los profesores conocen la nueva ley?

R. No mucho, pero quizá es por la desesperanza y el hartazgo de tantos cambios.

P. Y se ha tenido en cuenta la voz de los profesores.

R. Ellos tienen un cauce claro: los sindicatos; el problema lo tenemos los equipos directivos. Sentimos que nadie nos representa. Sin embargo, en lo que afecta a la dirección, por primera vez se ha oído nuestra voz, pero ha sido discordante. No estamos de acuerdo en cómo plantea la LOE la dirección de los centros. Deja el poder ejecutivo en manos del consejo escolar, que se reúne, como mucho, cinco veces al año.

P. ¿Piden un cuerpo de directores, es decir, directores por oposición, como antiguamente?

R. No. El cuerpo de directores tendría un problema, que es vitalicio, y si un director es malo, no hay forma de echarlo. Creemos en un modelo parecido al escandinavo, donde los aspirantes a directores cumplen unos requisitos mínimos y presentan un proyecto, tanto de gestión como pedagógico, para la mejora global del centro. Una vez que se elige ese proyecto es la línea a seguir por todos. Es entonces cuando los equipos directivos han de tener la autoridad y los recursos para llevarlo a cabo.

P. ¿Cree que la autoridad ante los alumnos y profesores se adquiere por ley?

R. La única autoridad legítima es la democrática, pero no se debe contraponer autoridad a gestión democrática. La autoridad hay que llenarla de contenido. Hay una autoridad formal y otra real. La real no es que te nombren director, sino que seas capaz de gestionar esa autoridad, no sólo con los alumnos, también con los profesores. La jerarquía es pedagógica, el alumno tiene que saber que hay un sitio donde reclamar y ser atendido. Nos preocupa que se nos quite la posibilidad de actuar en casos de indisciplina. Creo que los políticos no confían en nosotros. Cuando opinamos nos llaman corporativos. En otros países los equipos directivos están más reconocidos.

P. La LOE habla de reconocimiento también.

R. Habla de reconocimiento personal. No queremos medallas, sino que se nos valore profesionalmente. La desconfianza de las Administraciones hacia nosotros está hundiendo el sistema.

P. ¿Es tan grave la situación en las aulas como se escucha a menudo?

R. No. Es preocupante, pero no se puede utilizar diciendo que las escuelas son ingobernables. Hay chicos desmotivados, a los que se debería haber ayudado antes; los hay que no se saben comportar y molestan mucho; están los disruptivos, esto ya es más grave, y, por último, los agresores. Al profesor le preocupan los primeros porque están desmotivados, arrastran fracaso escolar y ven que no pueden sacarlos adelante.

P. ¿Debería haber itinerarios educativos?

R. No como única salida, sería muy pobre. Cada chico es un problema distinto y la diversidad necesita muchas vías. Hay que individualizar lo más posible. Escolarizar hasta los 16 años está bien, pero hay que poner recursos.

P. ¿No los tienen?

R. Ni recursos ni organización. En mi instituto empezamos en septiembre con un 33% de inmigrantes y ya tenemos un 39,6%. Llegarán más en enero. Pero los recursos son los mismos. He pedido media profesora más y ni me han contestado. En 1999, con un 4,13% de inmigrantes nos concedieron dos profesores de compensatoria.

P. ¿Esto es generalizado o habla de Madrid?

R. Pasa en muchos sitios, pero en el País Vasco hay institutos que tienen 10 grupos de alumnos y 34 profesores para atenderlos. En el mío serían 25 para esos alumnos.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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