_
_
_
_
Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Historia devorada

Aun cuando por su interés y trayectoria a las espaldas, se impone ya una revisión más extensa del trabajo de Curro González (Sevilla, 1960), bienvenida sea, al menos, esta oportuna llamada de atención sobre uno de los artistas que han desarrollado, en nuestra escena del cambio de siglo, una de las apuestas más singulares, intensas y pertinentes en el ámbito de la figuración pictórica.

En 1937, la revista Minotaure ilustró un artículo de Benjamin Péret, La Nature dévore le progrès et le dépasse, con una extraordinaria fotografía de autor desconocido que nos muestra una vieja locomotora abandonada, literalmente invadida por la maleza. Como introducción a su proyecto para el Espacio Uno, González sitúa en la sala de acceso un dibujo panorámico sin duda inspirado por esa célebre imagen y cuyo título, en paráfrasis inequívoca del que encabeza el texto de Péret, es La selva devorará todo. Insistiendo en ese esquema de acumulación obsesiva reiterado en tantas composiciones recientes por el artista sevillano y que centra de nuevo el ciclo ideado para esta ocasión, el dibujo amontona un caótico tropel de máquinas y vagones ferroviarios, atrapado en una maraña de raíces y troncos. Y ni que decir que tan elocuente emblema deja ya de entrada bien claro de qué va el asunto tejido por el discurso melancólico de esta exposición, que no es otro que el de la puesta en escena del aparatoso descarrilamiento del tren de la Historia.

CURRO GONZÁLEZ

Espacio Uno

Museo Reina Sofía

Santa Isabel, 52. Madrid

Hasta el 27 de noviembre

Pues, en definitiva, no otra cosa más que pintura de historia a la altura de los tiempos, es también lo que el artista sevillano acomete en los dos descomunales trípticos alegóricos, El enjambre I y II, enfrentados aquí en la culminación de su apuesta. De un lado, otro nuevo escenario de desguace, el de mayor talla y alcance entre las telas que ha dedicado a dicho motivo en la presente década, con su consabido sic transit relativo a las glorias y dones fantasmales de nuestra tan comatosa era de opulencia, sólo que en esta ocasión habitado, en calidad de ilustres okupas, por otros despojos -Arafat, el Che, J. F. K., Jomeini, Lenin, la madre Teresa-, arrumbados al fin del santoral contemporáneo tras haber alcanzado la fecha de caducidad. Y frente a tan edificante espectáculo, la multitud inerte en su dócil espera, sin sospechar ni por asomo la que se le viene encima.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_