Gerdau asegura que mantendrá y ampliará el empleo en Sidenor
Las centrales ven "especulativa" la operación y expresan su inquietud
El presidente del grupo Gerdau, Jorge Gerdau, nuevo propietario de Sidenor, aseguró ayer en Brasil que mantendrá el empleo en la siderúrgica española y que podría incluso ampliarse. Gerdau respondió de esa manera a preocupación de los sindicatos por las consecuencias de una operación que consideran especulativa, al venderse por 430 millones por encima del precio de su privatización en 1995, 13 millones.
La venta se cerró el martes por 443,8 millones de euros. Gerdau obtendrá el 40% de la compañía, el Banco Santander (BSCH) otro 40%, mientras que el restante 20% quedará en manos un grupo de directivos de Sidenor. El hecho de que el grupo fuera privatizado en 1995 por un valor de 13 millones de euros y vendido, diez años después, con unas plusvalías superiores a los 430 millones, ha generado muchas dudas en los sindicatos. CC OO y UGT creen que la operación es puramente especulativa y sostienen que podría afectar a la calidad y a la producción.
El Grupo Sidenor, dedicado a la producción de aceros especiales, tiene 5.300 trabajadores y plantas en Brasil, Basauri y Reinosa. El Grupo Gerdau tiene 29 fábricas en Brasil, Argentina, Canadá, Chile, Colombia, Uruguay y Estados Unidos, con más de 25.000 empleados. Sidenor representará su irrupción en el mercado de la Unión Europea.
La dirección de Sidenor sostuvo ayer que "la lógica" hace pensar que el empleo crezca. Un portavoz de la dirección explicó que el objetivo de los nuevos accionistas es entrar en el mercado europeo, por lo que, as su juicio, no tendría mucho sentido recortar el empleo, la producción o bajar la calidad.
El propio Gerdau confirmó que su intención es expansionista y aseguró que el nuevo grupo puede convertirse en uno de las principales fabricantes de aceros especiales, como suministrador para la automoción.
La Federación del Metal de CC OO de Euskadi se mostró preocupada, porque "existen riesgos importantes" para el empleo y para las condiciones laborales de los trabajadores, sobre todo teniendo en cuenta que los centros de decisión van a estar demasiado lejos. Para el secretario general de la federación, Roberto Ortega, ese hecho deja "poca capacidad de influencia a las plantas vascas a la hora de evitar decisiones contraproducentes".
El secretario de UGT, Dámaso Casado, anunció ayer que va a solicitar inmediatamente una reunión urgente con al empresa para que les explique la operación al detalle. Espera, según dijo, que la venta no afecte a la calidad en el empleo y a la producción de las fábricas que hay en Euskadi.
Casado indicó que existe cierta preocupación en el seno de los trabajadores en Euskadi y Cantabria, porque "las multinacionales son incapaces de aguantar mucho tiempo sin mover el dinero, siempre para hacer negocio".
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