Miguel Naveros gana el Fernando Quiñones con una novela sobre el compromiso político

Miguel Naveros (Madrid, 1956) es el ganador del VII Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones por El Malduque de la luna, las memorias de un hijo de un miembro de la dirección clandestina comunista que nace a mediados de los cincuenta. Es, según explicó ayer su autor, una historia que enfrenta la dicotomía del compromiso político: el de la férrea, casi religiosa, fidelidad a un ideario, que representa el padre del protagonista, hombre de confianza de la dirección clandestina comunista; y el de la apertura y libertad, que encarna su tío, un poeta exiliado.

Alberto Porlan (Madrid, 1947) resultó finalista con una novela, Preguntadle a Neptuno, basada en un episodio histórico real: el hundimiento del submarino republicano C-5 en 1936.

El jurado, presidido por Rosa Regás, y formado por Javier Rioyo, Ramón Buenaventura, Valeria Ciompi y la viuda de Quiñones, Nadia Consolani, hizo público ayer los galardones, dotados de 30.000 euros para el premio principal y 6.000 para el finalista. Ambas serán publicadas por Alianza Editorial.

"La calidad literaria de las obras ha sido muy alta. Hemos tenido que debatir sudorosamente", explicó Consolani. Rosa Regás confesó que se llegaron a plantear un empate entre las dos novelas, pero que las bases del certamen lo impiden. "La novela de Naveros tiene una prosa más bella y depurada", argumentó Ramón Buenaventura, anterior vencedor del certamen, quien destacó que las dos novelas reflexionan sobre las consecuencias de la guerra civil.

Naveros se enteró del premio trabajando en la redacción de su periódico, La voz de Almería. "Es una enorme satisfacción", reconoció ayer, "aunque es efímera porque la vida sigue. La alegría me duró diez minutos, hasta tuve que revisar un titular y encargar el tema del editorial". El Malduque de la luna es su tercera novela. También es autor de varios libros de poesía. Su protagonista, Pedro Luna, nace, como él, en 1956. Con el formato de unas memorias, repasa 50 años de vida marcadas por la influencia de dos hombres: su padre y su tío.

Es Pedro Luna un hombre abocado al activismo político, debido a la influencia familiar. Pero, según adelantó el jurado, terminará "pactando por la vida" en una apuesta "por opciones más vitales que el compromiso político".

La obra ganadora es un repaso a los últimos años del franquismo y la finalista a los primeros. Alberto Porlan utiliza como base para construir su historia de ficción un episodio real, ya descrito en otros libros históricos. El hundimiento del submarino republicano C5 frente a la costa asturiana de Ribadesella. Hubo dudas de si su capitán lo hizo naufragar voluntariamente, como una forma de ayudar a la causa franquista, o si la falta de medios, un accidente o un enfrentamiento con el enemigo provocó la tragedia. La novela es, en realidad, el repaso de ese acontecimiento a través de un juicio imaginario, el abierto contra el capitán para sentenciar su fidelidad o no a la causa fascista. De ese fallo depende la futura pensión para su viuda.

Como miembro del jurado, Valeria Ciompi, representante de Alianza Editorial, destacó que se trata de "una buena novela con mucha sustancia y que utiliza un elemento muy cinematográfico como el desarrollo de un juicio para articular toda la historia". Son los testigos de los hechos los que permiten conocer los tiras y aflojas en la lucha por el poder en el franquismo hasta junto antes de que se inicie la Segunda Guerra Mundial, en 1945.

Porlan es madrileño y licenciado en Filología Hispánica. Es ésta también su tercera novela, aunque también ha publicado libros de versos. Ha escrito guiones para cine y televisión y es el director de la película documental Las cajas españolas, presentada en la última edición de la Seminci de Valladolid.

Al certamen se presentaron 117 novelas, "de todas las comunidades autónomas y de países como Chile, Argentina, Cuba, Estados Unidos o Brasil".

El premio se dio a conocer ayer, un día antes de conmemorarse el séptimo aniversario de la muerte de Fernando Quiñones. Su viuda aseguró vivir cada certamen "con gran emoción". Una emoción que, según explicó, ha crecido este año por la presencia, como presidenta del jurado, de Rosa Regás, a la que dedicó encendidos elogios.