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Los ladrones roban a Brigitte Bardot

Juan Arias

Los ladrones en Brasil, que antiguamente tenían respeto por las cosas sagradas por un cierto miedo a los dioses y sus misterios, hoy se han liberado de todos los tabúes. Roban las imágenes de las iglesias, los copones y crucifijos antiguos y hasta entran en el corazón de la noche en las celdas de los monjes para robarles apenas el reloj. La semana pasada, dichos ladrones dieron un paso más, que puede parecer más laico, pero que no lo es: robaron la famosa estatua de bronce de Brigitte Bardot que velaba como un ángel tierno de luz por los millones de turistas que llegan a Buzios, en la región de los Lagos, al norte de Río, una especie de meca del turismo internacional por la belleza de sus playas. Aquel lugar en los años setenta era el paraíso de los hippies. No había nada, sólo playas desiertas y la fascinación de que los especialistas afirman que allí se unía, hace 50 millones de años, el continente africano con América del Sur. El lugar lo descubrió un día, por casualidad, Brigitte Bardot y lo hizo famoso. Hoy, tener casa en Buzios es el sueño de muchos. La estatua de Brigitte, obra de la escultora Christina Motta, en el paseo marítimo de la ciudad era la atracción de chicos y grandes. Nadie pasaba si hacerse la foto con la legendaria actriz. De repente, días atrás, los ladrones arrasaron la estatua dejando de luto a la ciudad. Allí se quedó sólo la maleta del monumento. Se ve que los ladrones tuvieron miedo de llevársela, pensando quizá que en ella podrían dormir fantasmas de la actriz que podrían complicar su vida.-

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